Soberano de Guerra que Surca los Cielos - Volume 2 - WSSTH - Capítulo 201

Dentro del Reino del Cielo Carmesí, el Marqués del Poder Divino, el Gran General de Caballería Nie Yuan, era sin duda el representante de los generales, mientras que del lado de los Cerebros, estaba liderado por el Primer Ministro, Gu You Ting.

Gu You Ting tenía un estatus exaltado dentro del Reino del Cielo Carmesí. Hasta cierto punto, podía considerarse el portavoz del Emperador.

Normalmente, todos los asuntos rutinarios del Reino del Cielo Carmesí pasaban por sus manos. Además, él mismo era un poderoso guerrero de medio paso al Vacío.

“¿Es el hijo del primer ministro Gu You Ting?”, frunció el ceño Duan Ling Tian. Estaba un poco desconcertado mientras miraba a Gu Xuan, que se acercaba furioso.

Duan Ling Tian estaba seguro de que era la primera vez que veía a Gu Xuan.

Sin embargo, parecía que este Gu Xuan le profesaba una hostilidad extrema, lo que le dejó perplejo.

En ese momento, habían pasado cuatro meses desde que Duan Ling Tian llegó a la Ciudad Imperial… Así que estaba bastante versado en algunos de los asuntos de la Ciudad Imperial y, por lo tanto, había oído hablar del primer ministro Gu You Ting.

Aunque Gu You Ting no provenía de un gran clan, gracias a la confianza del Emperador del Reino del Cielo Carmesí, la mansión del primer ministro era muy conocida dentro de la Ciudad Imperial.

Ni siquiera los miembros de los tres grandes clanes de la Ciudad Imperial se atrevían a ofender a la mansión del primer ministro, ya que todos sabían que el Emperador Supremo del Reino del Cielo Carmesí estaba detrás del primer ministro Gu.

En un abrir y cerrar de ojos, Duan Ling Tian vio a Gu Xuan llegar ante él.

“Duan Ling Tian frunció ligeramente el ceño mientras miraba a Gu Xuan y le preguntó con indiferencia: “¿Pasa algo?”.

“Duan Ling Tian, te lo advierto, ¡mantente alejado de Bi Yao!”. El rostro de Gu Xuan estaba sombrío y sus ojos emitían un brillo sombrío mientras miraba a Duan Ling Tian.

En ese momento, parecía haberse transformado en una serpiente colubridae altamente venenosa. [1]

Duan Ling Tian comprendió de repente al oír las palabras de Gu Xuan, y ahora por fin sabía la razón por la que Gu Xuan había adoptado una actitud hostil hacia él… ¡Era por la princesa Bi Yao!

De camino hasta allí, había oído muchas discusiones sobre él y la princesa Bi Yao, pero Duan Ling Tian no prestó atención a esas conjeturas tan descabelladas y las ignoró directamente.

En lo que a él respectaba, un hombre inocente seguía siendo inocente aunque no lo proclamara, por lo que no necesitaba dar más explicaciones.

Duan Ling Tian miró a Gu Xuan con calma y le preguntó con indiferencia: “¿Bi Yao? Te refieres a la princesa Bi Yao, ¿verdad?”.

“¡Exacto!”, respondió Gu Xuan con una mirada vacilante y un tono condescendiente. “¿Has oído lo que te he dicho antes?”.

El rostro de Duan Ling Tian se ensombreció. Por no mencionar que no había nada entre él y la princesa Bi Yao, pero incluso si lo hubiera, aparentemente no tenía nada que ver con este Gu Xuan, ¿verdad?

Duan Ling Tian se burló de la apariencia altiva de Gu Xuan. Parecía haber un rastro de rabia que surgía en su corazón.

“¿Y qué si lo he oído? ¿Y qué si no lo he oído?”, preguntó Duan Ling Tian con voz tranquila.

“Duan Ling Tian, sé que tu talento natural para las artes marciales es grande, e incluso eres un discípulo descendiente directo que está bien protegido por el clan Duan… Pero a mis ojos, no eres nada, ¿lo entiendes?”. La voz de Gu Xuan se volvió incomparablemente sombría.

A los ojos de Gu Xuan, solo los miembros de la Familia Imperial y la Finca del Marqués del Poder Divino eran capaces de ser considerados sus iguales en toda la Ciudad Imperial e incluso en todo el Reino del Cielo Carmesí.

En cuanto a esos tres grandes clanes o lo que fueran, ¡no merecían ni ser mencionados en su opinión!

Su padre era el primer ministro, el portavoz del Emperador del Reino del Cielo Carmesí, ¡una existencia que estaba por debajo de uno y por encima de todos!

“¿Oh?”, Duan Ling Tian soltó una carcajada. “Lo siento mucho, pero a mis ojos, tú tampoco eres nada…”. Tan pronto como terminó de hablar, Duan Ling Tian ignoró la expresión sombría de Gu Xuan y llamó a Xiao Yu y Xiao Xun antes de salir de la Academia Paladín a zancadas.

“Este hijo del primer ministro Gu es realmente demasiado arrogante”, frunció el ceño Xiao Yu. Era evidente que detestaba la forma en que Gu Xuan había tratado a Duan Ling Tian.

Xiao Xun negó con la cabeza mientras decía lentamente: “No es extraño. Al fin y al cabo, tiene un padre con un poder solo inferior al del emperador… Además, este Gu Xuan tiene un talento natural bastante bueno e incluso tiene la oportunidad de heredar el cargo de primer ministro”.

Duan Ling Tian no dijo nada, porque para él, Gu Xuan no era más que el hijo prodigo de una persona de alto rango. Y no era diferente de Su Tong y Xue Lang, a quienes había dejado lisiados.

No pasaba nada mientras Gu Xuan no fuera demasiado lejos y no lo provocara, pero si se pasaba, ¡a Duan Ling Tian no le importaría darle una lección que recordara!

Esa noche, Duan Ling Tian no cultivó ni grabó inscripciones.

Por fin había cumplido el sueño que siempre había tenido: dormir con las dos niñas de su casa y disfrutar de los placeres de su compañía…

Las dos niñas parecían darse cuenta de que Duan Ling Tian se marchaba al día siguiente y estaría fuera durante unos meses, por lo que le permitieron hacer todo lo que quisiera.

Durante toda la noche, el propio Duan Ling Tian no supo cuántas veces las tomó, y solo cuando estaba extremadamente agotado, finalmente abrazó a las dos niñas y cayó en un profundo sueño.

Al día siguiente, las dos niñas caminaban de una manera un poco inusual después de levantarse de la cama.

Una expresión de disculpa apareció en el rostro de Duan Ling Tian, ¡ya que la noche anterior había sido realmente demasiado loca!

Mientras comían, aparte de Duan Ling Tian, que tenía cara dura y podía ignorarlo, las dos niñas bajaron la cabeza con cara de vergüenza ante la mirada ardiente y dubitativa de Li Rou.

Duan Ling Tian sacó las dos pequeñas pitones de dentro de su manga, las sacó y les tocó ligeramente la cabecita mientras decía con toda seriedad: “Pequeña Negra, Pequeña Blanca, quedaos en casa obedientes y proteged a Ke Er, a la pequeña Fei y a mi madre. ¿Entendido?”.

“Ssss”