Soberano de Guerra que Surca los Cielos - Volume 2 - WSSTH - Capítulo 198

Después de salir de la Academia Paladín, Duan Ling Tian entró en un callejón apartado.

Sin previo aviso, Duan Ling Tian se dio la vuelta bruscamente y miró al final del callejón, y su mirada se concentró mientras hablaba con voz tranquila. “Salid”.

Al instante, dos ancianos salieron lentamente, con el rostro lleno de conmoción, ya que les resultaba difícil imaginar cómo Duan Ling Tian había sido capaz de detectar su paradero.

“Sexto Anciano, Octavo Anciano”. Duan Ling Tian asintió con la cabeza a los dos ancianos. Esos dos ancianos eran precisamente el Sexto Anciano y el Octavo Anciano del Clan Duan, y obviamente habían sido enviados allí por el Clan Duan para protegerlo.

“Ancianos, por favor, regresen”. Duan Ling Tian sonrió levemente a los dos ancianos antes de moverse como si se transformara en una ágil serpiente espiritual. Se ocultó entrando en la esquina del callejón frente a ellos.

Los dos ancianos lo siguieron, pero se dieron cuenta de que no había rastro de Duan Ling Tian, y buscaron durante un largo rato, pero no pudieron localizarlo de nuevo.

Por un momento, la conmoción en sus rostros se hizo aún mayor.

“¡Este Duan Ling Tian es realmente increíble! No solo fue capaz de darse cuenta de nuestra presencia, sino que incluso es capaz de perdernos fácilmente…”.

“¡Ni siquiera Duan Ru Feng hace tantos años era tan anormal! No importa, ya que es capaz de darse cuenta de nuestra presencia y perdernos, naturalmente es capaz de darse cuenta de la presencia de otros y perderlos… No tiene ningún sentido que lo sigamos, así que regresemos”.

Los dos ancianos se miraron y pudieron ver la amarga sonrisa en el rostro del otro antes de negar con la cabeza y marcharse directamente. Regresaron a la finca del clan Duan para informar al patriarca Duan Ru Huo.

Dos ráfagas de viento sonaron al barrer hacia Duan Ling Tian, que estaba de camino a casa, y descendieron a su lado.

“¡Joven maestro!”. Eran precisamente Zhang Qian y Zhao Gang.

“¿Dónde se han metido ustedes dos? ¿Acaso no les preocupaba que Xue Lu me matara?”, dijo Duan Ling Tian enfadado.

“Joven maestro, estábamos con el marqués… Queríamos actuar, pero el marqués nos lo impidió”. Zhang Qian tenía una sonrisa amarga y una expresión inocente en el rostro.

“¿El tío Nie? ¿Incluso él lo sabe?”. Duan Ling Tian de repente se dio cuenta y sintió una pizca de calidez en su corazón.

Parecía que, aunque no tuviera la Inscripción Corrosiva de Huesos, ni al vicedecano Zhan Xiong, ni al Gran Anciano del Clan Duan, hoy habría estado bien.

Aunque había pasado toda la tarde, Duan Ling Tian aún no había logrado calmarse del todo, e incluso las dos chicas de la casa notaron que Duan Ling Tian parecía un poco ausente.

“Estoy bien”, sonrió Duan Ling Tian ante la preocupación de las dos chicas. Regresó a su habitación, se tumbó en su suave cama y se quedó mirando al techo.

Sus ojos revelaban trazas de una luz imponente que fluía en su interior.

“Si hubiera destrozado la cultivación de Tong Li la primera vez que la vi… quizá el incidente de Tang Guo no habría ocurrido”. Duan Ling Tian suspiró en su corazón.

En el futuro, nunca volvería a ver a aquella estudiante que lo idolatraba tanto.

Tang Guo, aunque solo había sido una invitada pasajera en su vida, ahora estaba profundamente grabada en su corazón.

Durante toda la noche, Duan Ling Tian pensó en muchas cosas.

Al final, se produjo un cambio tremendo en su mentalidad… El cambio actual en la mentalidad de Duan Ling Tian también llevaría a que cualquiera que se convirtiera en su enemigo en el futuro nunca tendría un buen final.

Al día siguiente, Duan Ling Tian se dirigió a la finca del marqués Nie Yuan.

El marqués Nie Yuan no pudo evitar sonreír y negar con la cabeza cuando vio a Duan Ling Tian. “¿Qué has venido a hacer esta vez, chico?”.

Nie Yuan no mencionó nada sobre el asunto del comandante del ejército de la guardia de la ciudad, Xue Lu, o tal vez, en su opinión, Xue Lu no significaba nada para él…

“Tío Nie, he venido hoy porque quiero pedirte dos plazas”. Duan Ling Tian fue directo al grano.

“¿Plazas?”, Nie Yuan se quedó atónito y no reaccionó durante un momento.

“Plazas en los refuerzos del Departamento de Maestros Estelares de la Academia Paladín que partirán dentro de 20 días. Tengo dos amigos que quieren ir conmigo y ya se lo he prometido”, explicó Duan Ling Tian.

“Así que se trata de eso. No hay problema, se lo diré a tu hermano mayor Nie cuando llegue a casa más tarde. Le pediré que añada dos plazas más… ¿Cómo se llaman esas dos personas?”. Nie Yuan tenía una expresión despreocupada, ya que para él solo era un asunto sin importancia.

“Xiao Yu y Xiao Xun”, respondió Duan Ling Tian con una leve sonrisa.

“Así que son miembros del clan Xiao… Sin embargo, este Xiao Xun parece ser el hermano menor de ese alquimista genio, Xiao He, ¿verdad?”. Cuando Nie Yuan terminó de hablar, miró profundamente a Duan Ling Tian.

Quién hubiera pensado que el genio del Dao Marcial, Duan Ling Tian, cuyo nombre se había extendido y dado lugar a mucha discusión dentro de la Ciudad Imperial, era precisamente el joven alquimista genio que apareció brevemente y derrotó una vez a Xiao He dentro del Gremio Principal de Alquimistas.

Duan Ling Tian, naturalmente, sabía lo que Nie Yuan quería decir, y sonrió levemente. “Incluso si Xiao He me viera ahora, quizá ni siquiera sería capaz de reconocerme. Además, aunque me reconociera, eso no afectaría a la relación entre Xiao Xun y yo”.

Esto era algo de lo que Duan Ling Tian estaba bastante seguro, ya que aún recordaba que, cuando conoció a Xiao Xun por primera vez, este, al hablar, estaba lleno de admiración hacia el alquimista genio que derrotó a Xiao He, y no sentía ningún resentimiento.

“Sí, tu método de disfrazarte aquel día fue realmente insondable”. Nie Yuan negó con la cabeza y sonrió mientras miraba profundamente a Duan Ling Tian. “A veces, tengo muchas ganas de abrirte la cabeza, chico, y ver qué otros secretos se esconden en tu interior…”.

Desde que apareció este sobrino suyo, Duan Ling Tian le había causado una sorpresa tras otra. Por suerte, su corazón era lo suficientemente fuerte; de lo contrario, podría haber sufrido un infarto por culpa de este sobrino suyo.