Monarca de la Noche Eterna - Volume 1 - MEN Volumen 2: Capítulo 9

Volumen 2: Capítulo 9 – Iluminado bajo la Cubierta de la Noche

El joven apretó los dientes, “¡No te preocupes! ¡No es que no pueda soportar perder algo tan minúsculo como esto! se te entregará mañana ‘Blackfang’, ¡E incluso te daré cinco balas de origen especialmente hechas!”

“Muchas gracias, entonces.” El hombre dejó su asiento justo después de decir esto, saliendo silenciosamente del lugar.

El joven se paró frente a la ventana y miró a Qianye, con una mirada cada vez más fría por segundo.

Liu Zifan también había caminado por el escenario.

Secándose las manchas de sangre en la boca, se acercó a Qianye, sin molestarse en disimular la intención asesina en sus ojos mientras hablaba fríamente, “Qué impresionantes técnicas de combate militar. Nunca pensé que en realidad serías un verdadero experto. Alguien como tú, vendiendo su vida por un simple gamberro es de hecho sorprendente. Sin embargo, chico, el evento de hoy todavía no ha terminado. ¿Qué tal una pelea sangrienta?”

Las cejas de Qianye se arquearon un poco. “¿Te duele perder?”

Liu Zifan se enfureció y gritó en voz baja. “¡Las batallas virtuales son un juego de niños! ¡Son completamente diferente de una batalla de vida o muerte! ¿Por qué estas asustado? ¿O estás diciendo que eres un chico bonito que no soporta ver la sangre?”

Ante tal provocación, no esperaba que Qianye de repente sonriera, diciendo, “Así es, no puedo soportar ver sangre.”

Habiendo hablado, Qianye caminó al lado del Señor Zhao, con los ojos ligeramente inclinados hacia abajo, ignorando a Liu Zifan.

Mientras el Señor Zhao hacía un gesto hacia Min’er, “Ven aquí.”

Min’er se mordió el labio mientras hablaba en voz baja, “Yo…”

“Tú eres de Ciudad Faro, así que eres uno de los míos. ¡Ven!” Dijo suavemente el Señor Zhao.

Justo cuando Min’er estaba a punto de ir, un cuchillo apareció súbitamente en su cuello, y la mano que lo sostenía era uno de los matones contratados por Tigre Yan.

El Señor Zhao miró fijamente a ese matón y dijo fríamente, “Contaré hasta tres. ¡Si no apartas ese cuchillo! ¡No pienses que saldrás vivo de aquí!”

El rostro de aquel matón se tornó ceniciento y blanco, y finalmente dejó el cuchillo con las manos temblorosas después de temblar durante un rato. Los días de poder de Tigre Yan estaban evidentemente terminados, y lo que le esperaba si continuaba siguiendo a Tigre Yan sería un callejón sin salida.

El Señor Zhao sonrió. “No está mal, eres bastante inteligente, y obediente también. Me gustan las personas inteligentes y obedientes. ¡Ven aquí, de ahora en adelante, eres parte de mi pandilla!”

Ese matón inmediatamente fue corriendo, saludando repetidamente, “¡Gracias, Señor Zhao!”

Min’er vaciló un momento, luego se acercó también.

El Señor Zhao le tiró una prenda de vestir. “Me gusta ser exhaustivo en todo lo que hago. Incluso si cometen un error, siempre y cuando sean uno de mi gente y estén dispuestos a regresar, entonces seguirán siendo uno de los míos. ¡Yo, Zhao, nunca abandonaré a ninguno de mis hermanos! ¡Vamos, vamos a casa!”

Pero Liu Zifan se acercó, bloqueando el camino de Qianye con el brazo mientras hablaba en voz baja, “¿Quieres irte? ¡No sueñes con eso! ¡Habla claramente de tus orígenes! ¡Nadie juega conmigo así!”

El Señor Zhao frunció el ceño. “Instructor Liu…”

El Señor Zhao aún estaba en medio de su oración, pero Liu Zifan lo interrumpió sin un poco de respeto, “¡Jódete! Esto es asunto del ejército expedicionario, ¿Quién te crees que eres tratando de meterte?”

El rostro del Señor Zhao palideció y se puso verde. Él, a lo sumo, sólo era el líder de una pandilla de una pequeña ciudad, y en la Ciudad Blackflow, sólo podía considerarse de segunda categoría. ¿Cómo podría lidiar con el coloso del ejército expedicionario? Liu Zifan, a pesar de ser un instructor militar sin poder real, era alguien que no podía permitirse el lujo de ofender.

Esto no decía nada acerca de cuánta cara personalmente tenía Liu Zifan, sino que implicaba la dignidad del ejército expedicionario. Todos los oficiales del ejército expedicionario actuaban sin ningún reparo aquí. Si no fuera por el hecho de que la habilidad de Qianye en las artes marciales militares fuera tan excelente, tanto que la posibilidad de que lo hubiera aprendido secretamente por casualidad sin permiso era absolutamente nula, lo que evidentemente mostraba que estaba relacionado con el ejército del Imperio, Liu Zifan incluso tuvo la idea de matarlo directamente.

Qianye miró a Liu Zifan, luego sonrió, diciendo, “¿De verdad piensas seguir con este asunto?”

El rostro de Liu Zifan se hundió, y él respondió fríamente, “¿Qué quieres decir?”

“Lo que quiero decir es que, si este asunto realmente llega hasta el punto de ir al comandante del ejército expedicionario, por supuesto, nada bueno nos esperará. Sin embargo, ¿De verdad piensas que terminarás mejor que yo?”

Los ojos de Liu Zifan se entrecerraron y se rio fríamente. “¡No entiendo lo que estás diciendo!”

“Entonces seré claro. Ya has perdido en una batalla virtual, pero en lugar de eso estás siendo un terrible perdedor delante de tanta gente, ¡Incluso atreviéndote a decir que una batalla virtual es sólo un juego de niños! Incluso si la dignidad del ejército expedicionario no ha sido completamente empañada por ti, ¿Todos los peces gordos en el ejército que ganaron su fama a través de un combate virtual te dejaran ir? El ejército del Imperio siempre ha puesto gran énfasis en su dignidad, así que, si las palabras de este asunto llegan a los oídos de los altos oficiales, ¿Cómo te trataran? Por lo que veo, ¡Lo más probable es que seas arrojado directamente a los cuarteles de forraje de cañón!”

La expresión de Liu Zifan fluctuó de manera exagerada y, con un hmph, habló lentamente, “Realmente entiendes muy bien al ejercito expedicionario. Ahora siento más curiosidad por ti.”

Qianye respondió sin mucho tacto en su tono, “Parece que eres demasiado libre, no es de extrañar que tus técnicas de combate sean tan insignificantes. La curiosidad mato al gato, ¿Lo sabías?”

Después de que terminó de hablar, Qianye ya no se ocupó de Liu Zifan, y empujando al Señor Zhao desde atrás, salieron juntos.

“Qianye, ¿Estará bien?” La voz del Señor Zhao estaba llena de preocupación.

“Estaré bien.”

Acababan de salir de la arena subterránea, cuando de repente un joven caminó por el costado, preguntando con suavidad, “¿Tu nombre es Qianye? ¿Cuál es tu apellido?”

“No tengo apellido,” respondió Qianye.