Monarca de la Noche Eterna - Volume 1 - MEN Volumen 2: Capítulo 3

Volumen 2: Capítulo 3 – Fuerzas Expedicionarias

Un escuadrón de soldados vestidos de negro entró, viniendo de las afueras de la ciudad. Sólo contaban una docena, pero cada uno de ellos apestaba con el intenso hedor de la sangre. Sus brazaletes estaban adornados con la imagen de un arma de fuego cruzada con una bayoneta ensangrentada. ¡Era la insignia del ejército expedicionario imperial!

La puerta principal de la pequeña ciudad fue completamente destruida. Afuera, las tuberías emanaban fútilmente el vapor en el aire. Los pocos edificios alrededor de la puerta también fueron destruidos por la onda expansiva de la explosión. Mientras tanto, el sheriff calvo gemía suavemente, la mitad de su cuerpo estaba enterrado bajo los escombros.

Fue precisamente porque la puerta de la ciudad se interpuso en el camino del ejército expedicionario imperial que decidieron volarla por completo.

También había decenas de personas que seguían detrás de los soldados del ejército expedicionario. Eran una masa magullada, con las manos atadas con cables de hierro y encadenadas en una sola línea. El hierro oxidado se incrustaba profundamente en su carne aun cuando sangraban. En el momento en que mostraran algún signo de desaceleración, los soldados expedicionarios los fusilarían de inmediato.

En la oscuridad, el letrero luminoso del Lirio de Araña Roja y las ventanas rotas eran extraordinariamente llamativos a la tenue luz. Debido a esto, este escuadrón de soldados imperiales cambió de dirección y se acercó al bar.

Dos soldados altos entraron primero en el bar y examinaron sus alrededores.

Sus miradas eran tan agudas como el de las águilas, y nadie en el bar se atrevió a cruzar sus ojos con ellos. Con la potencia de fuego de sus rifles automáticos, no les llevaría más de un minuto convertir a todos dentro del bar en cadáveres.

Un soldado señaló a Qianye y dijo fríamente, “Prepara comida para veinte hombres. ¡Con rapidez!”

“¡Cerdos sucios, limpien las mesas y sacan sus culos de aquí! ¡Ahora!” Gritó el otro soldado mientras señalaba su rifle a los carroñeros.

Con sonrisas apaciguadoras, los carroñeros limpiaron las mesas con la velocidad de un rayo antes de escapar del bar. Otro grupo de personas conscientemente se alejó de las mejores mesas dentro del bar y se escondieron en una esquina. Las fuerzas imperiales no les dijeron que se fueran, así que ninguno de ellos se atrevió a irse.

Un oficial alto entró lentamente en el bar. Cuando pasó por el marco de la puerta, incluso bajó la cabeza.

Tenía un par de cejas gruesas y rectas, y sus ojos eran como los más salvajes halcones de la noche del Dominio de la Noche Eterna mientras su mirada depredadora atravesaba a cada hombre y mujer dentro del bar. Luego, eligió una mesa en el centro y se sentó.

Sonidos de regaños y de golpes vinieron de afuera. Luego, decenas de personas fueron conducidas por las fuerzas expedicionarias y forzadas a meterse en un rincón.

El oficial miró a la gente dentro del bar antes de anunciar con voz profunda y áspera, “¡Mírenlos! Estas son las personas que fueron infectadas por la sangre de la oscuridad. ¡El único destino que les espera es el de las minas negras sin luz! Ellos minarán hasta su muerte, hasta que la sangre negra despierte y los convierta en monstruos que sólo tienen sed de sangre fresca y carne antes de que sean ejecutados por los guardias. ¡Abran los ojos y miren bien! ¡Todos los que caigan en la Noche Eterna enfrentarán este destino!”

El miedo apareció en los ojos de todos.

Todas estas personas capturadas compartían un título común: esclavos de sangre. Cualquiera que fuera mordido por un chupador de sangre sería corrompido por la sangre de la oscuridad y transformados en una bestia sin cordura. Tenían sed de sangre y carne cuando era el momento de comer, y atacarían locamente a cualquier blanco bajo la orden de un superior hasta que murieran en combate.

La mayoría de los esclavos de sangre eran ejecutados si se encontraban en cualquier lugar bajo la regla del Imperio. Un pequeño número de personas que aún no habían sido transformadas serían enviadas a las minas negras para trabajar hasta su muerte.

Los vampiros de sangre pura eran muy raramente vistos, pero los esclavos de sangre también eran formas de vida altamente peligrosas. Había una posibilidad extremadamente alta de que cualquiera que fuera mordido o arañado por un esclavo de sangre, o incluso se acercara un poco a ellos, quedaría manchado por la sangre de la oscuridad. Los clientes originales y las mujeres del bar se juntaron y se estremecieron juntos, haciendo todo lo posible para mantenerse lo más lejos posible de esos esclavos de sangre.

En ese momento, un hombre de mediana edad salió súbitamente del grupo capturado de esclavos de sangre, cayendo de rodillas y gritando en voz alta, “No soy un esclavo de sangre. ¡No estoy manchado por la sangre de la oscuridad!”

En el rostro del oficial apareció una sonrisa sombría y ligeramente torcida. Él dijo, “Lo sé.”

El hombre de mediana edad se congeló y alzó la cabeza en shock, incapaz de creer en sus oídos. ¡Pero lo que lo saludó fue una boca negra!

Hubo un ruido fuerte. Cada botella y vidrio en el mostrador vibraban. El hombre de mediana edad siguió arrodillándose, pero su cabeza ya estaba completamente volado. Sangre y materia cerebral rociaba por todo el piso.

El oficial soplo el humo azul de su cañón y le dijo al cadáver sin cabeza, “Ya sé que no eres una esclavo de sangre, pero albergar esclavos de sangre es lo mismo.”

Un soldado dio un paso adelante y preguntó, “Teniente Coronel Liu, ¿Debemos encargarnos de sus dos hijos también?”

El oficial echó un vistazo al grupo de esclavos de sangre. Los dos hombres de rostro pálido que estaban de pie allí eran los hijos del hombre de mediana edad. Se encogieron hacia atrás, tratando de esconderse detrás de la espalda de otra persona.

El oficial llamado Liu les señaló y les dijo, “Vengan ustedes dos. ¡Llévense este cadáver afuera y láncenlo a los perros, luego vuelvan y limpien! Odio el hedor de la sangre.”

Temblando de miedo, los dos jóvenes levantaron obedientemente el cadáver de su padre y lo llevaron afuera. Todo el mundo sabía que si se resistían, el ejército expedicionario imperial tenía cientos de maneras de hacerles desear que estuvieran muertos.

Al igual que el oficial de apellido Liu y los ojos de los soldados imperiales se sentían atraídos por este lado, alguien entre los esclavos de sangre de repente hizo una apuesta para escapar. Se dirigió hacia la puerta trasera del bar, gritando, “¡No quiero ir a las minas negras!”

El oficial dejó salir otra sonrisa sombría antes de desenfundar un rifle de forma extraña en su espalda y apuntar a la espalda del esclavo de sangre corriendo. Sus movimientos podían parecer lentos, pero en realidad era bastante rápidos. Cuando los patrones azules del rifle se iluminaron, el esclavo de sangre acababa de llegar a la mitad del pasillo.

Fue en este momento que Qianye salió de la puerta de atrás mientras llevaba una bandeja de comida.

¡En este instante, Qianye, el esclavo de sangre, y el cañón del oficial se alinearon para formar una línea recta!