Liberen a la Bruja - Volume 3 - RW – Capítulo 224
Capítulo 224: Lanzamiento del plan de rescate
Después de enterarse de Su Alteza tenía un método para curar la peste demoníaca, el humor irritable de Theo finalmente se calmó.
Ahora que tenía algo con lo que podía estar ocupado, los días siguientes parecieron ir mucho más rápido.
Además de sus visitas a los viñedos de las afueras del Ciudad del Rey, también planeó la ruta del convoy, teniendo en cuenta la topografía de la zona alrededor del muelle del canal y la puerta de la ciudad siempre en su mente.
Hoy en día, su deseo de entrar en la ciudad se convirtió en una molestia, utilizando como pretexto que los refugiados se encontraban afuera de la Ciudad del Rey, todas las grandes puertas de la ciudad fueron selladas. De esa manera se le prohibió a cualquier forastero entrar en la ciudad, especialmente después de que la Iglesia comenzó a distribuir el Santo Elixir. Después de que los refugiados se dieran cuenta de esto, comenzaron a atacar desesperadamente las puertas de la ciudad todos los días. Esperando que se les permitiera ir a la iglesia para recibir tratamiento. Sin embargo, los guardias colocados en la pared respondieron sin vacilación y se reunieron con pernos de ballesta. El resultado fue que, por ahora, muchos cadáveres yacían frente a las puertas de la ciudad y se pudrían bajo el abrasador sol, extendiendo un olor desagradable.
La única puerta abierta era una puerta lateral limitada para el uso de la nobleza y los comerciantes que traían con ellos comida. Afortunadamente, Theo quien trabajó en la patrulla durante algún tiempo, y era conocido por la mayoría de los guardias como un nativo de Ciudad del Rey, le permitieron pasar por la puerta con un simple saludo.
Precisamente debido a esa cuarentena, tanto la ciudad interior como la exterior perdieron casi todo contacto, de modo que aun cuando siguieron transportando a los refugiados con gran fanfarria, la noticia de que tenían dificultades se extendió al interior de la ciudad. Sin mencionar que la nobleza superior esperaba ansiosa de que alguien se llevara a todos los refugiados de la Región Oriental. Y salvarlos de tener que reprimir más tarde una rebelión.
Theo comprendió por qué su Alteza partió el mismo día en que recibió la carta. Todas esas personas fuera de la ciudad se sentían como si hubieran sido abandonadas por su Rey. Así que, en caso de que la Iglesia enviara a algún sacerdote para sanarlos, ellos se convertirían en sus más fieles creyentes.
Pero si Su Alteza podía llegar antes de que la Iglesia pudiera engatusarlos, esa gente sería empujada a su lado. No había duda de que después de sanarlos y ofrecerles un nuevo lugar para quedarse, se convertirían en seguidores fanáticos de Su Alteza.
En la mañana del cuarto día, la primera flota que regreso de Ciudad Fronteriza llegó a tiempo al muelle del canal. Theo se sorprendió al descubrir que Su Alteza envió hasta 300 soldados del Primer Ejército. Además se encontraban vestidos con su uniforme estándar y armados con fusiles de revólver. Con ese poderoso contingente como salvaguardia, aunque la Iglesia llegara a conocerlos, estimó que aún no podrían impedir que los refugiados se fueran.
“¡Lightning!” Margaret, quien también se encontraba esperando en el muelle, gritó de inmediato cuando vio la figura de la niña, incapaz de contenerse camino hacia delante para abrazarla.
“¿Este… quien es …?” Iron Axe pregunto confundido.
“La propietaria de la Gran Cámara de Comercio, la Sra. Margaret” explicó Theo, “todos los barcos que se necesitan para el transporte serán proporcionados por ella o por un socio de ella, sin ella nunca podríamos poner en marcha el plan de Su Alteza”.
“Así que es de ese modo” tras comprender la situación, Iron Axe le hizo un gesto con la cabeza. “Gracias por su ayuda”.
“Voy a deducir todos mis gastos de la cuota de Su Alteza” Margaret se limito encogerse de hombros. “Pero en cuanto a tu agradecimiento, creo que también deberías darle las gracias a Lightning”.
Lightning giro su cabeza y preguntó confundida, “¿por qué yo?”.
“Keke, no es nada.” Theo tosió dos veces. “¿Que vas a hacer después?”.
“A continuación estableceremos un campamento en el sur del muelle para controlar la zona, y luego por la tarde comenzaremos la misión de rescate.” Iron Axe dijo: “Si los barcos pudieran estar aquí para entonces, eso sería para el mejor”.
Cuando Brian llevó a sus hombres a la zona de refugiados, no pudo evitar fruncir el ceño.
Por todas partes podía mirar gente moribunda. Su piel se encontraba abierta en muchos lugares, con sangre negra fluyendo continuamente afuera de ellos, atrayendo de esa manera enjambres de moscas. Sin embargo, esas personas enfermas ni siquiera tenían la fuerza para alejar a los insectos, simplemente dejando que esos insectos voladores anduvieran por todo su cuerpo, bebiendo de su sangre.
Mirando todo eso, no pudo dejar de pensar en los Meses de los Demonios, cuando la gente de la Ciudad Fronteriza se encontraba atrapada en los barrios pobres de la Fortaleza Longsong. Tener que enfrentar la muerte por el hambre y la frialdad, pero siendo totalmente indefenso en contra de ello. Si todo eso fuera realmente hecho por la Iglesia, era un crimen simplemente imperdonable.
“Vamos a llamar al primer grupo,” dijo Brian. “Dependemos de usted, Señorita Echo”.
Si se apresuraban a entrar en la multitud y anunciaban que tenían posesión de una medicina para curar a los enfermos, lo más probable es que causaran un alboroto. Y cuando un gran grupo de refugiados se dirigiera a los muelles de inmediato, su pequeño grupo de decenas de personas simplemente no sería suficiente para suprimirlos. Debido a eso, tenían que asegurarse de que la información se extendiera solamente a un selecto de grupos pequeños al mismo tiempo. Teniendo en cuenta ese problema, Su Alteza decidió enviar especialmente a la Señorita Echo. Con su habilidad, Echo sería capaz de controlar el área dentro de la cual su voz seria escuchada, o también podría mandar su voz al oído de una persona.
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