Liberen a la Bruja - Volume 3 - RW - Capítulo 210
Capítulo 210: Me voy o Me quedo
“¿Jabón Perfumado?” Ella tomó una barra y la colocó cerca de su nariz para olerla. Como menciono, de hecho, ella pudo distinguir la fragancia de rosas.
“Sí, es difícil imaginar que para llevar a cabo su fabricación, comienzas con una pasta gruesa, en la que Su Alteza Real agregará también perfume, para que se llene de fragancia.”
May una vez más subconscientemente miró el precio escrito en el pergamino, con un precio de venta de 25 royals de plata para una barra, podía ser visto como un producto de lujo, pero en comparación con los perfumes más caros, el precio se encontraba claramente establecido más bajo.
“¿Estás seguro de que esto es perfume? Cuando estuve en Ciudad del Rey, una vez un poderoso noble me dio tres botellas de perfume. Cada una de esas botellas de perfume era sólo del tamaño de un pulgar, pero su precio costaba más de cinco royals de oro. Para una pieza tan grande de jabón, al menos tendrías que añadir media botella, ¿No?”
“¿Eso realmente es así?” Carter se sobresaltó, “¿El perfume es realmente tan caro?”
“Por supuesto,” May lo miro de nuevo, “Es uno de los productos más orgullosos de la Asociación de Alquimia de Ciudad del Rey, con la excepción del cristal, el perfume es su producto más vendido. He escuchado de otras personas que, además del tributo que pagan a la Familia Real, eran capaces de dejar lanzar al mercado cada año casi mil botellas. Los individuos que pueden permitirse este lujo solo pertenecen a la nobleza superior o son comerciantes ricos. En caso de que no hubiera recibido eso como presente, sería difícil que alguna vez yo pudiera comprar una botella de perfume, que cuesta tanto como mi salario de varias actuaciones.”
“Pero he visto cómo Su Alteza Real usa el perfume, y no parecía ser un material raro… Ah… escuchándolo, ¿Parecía estar hecho de caña de azúcar?” Viendo la mirada desconcertada en la cara de May, Carter agregó: “Una caña de azúcar es como un palo dulce, es una cosecha típica de los fiordos, se parece a un palo. Cuando usted lo muerde, un sabor agua dulce se extenderá por su boca. Actualmente, sólo se planta en el patio trasero del castillo de Su Alteza, pero la próxima vez que vea a Su Alteza Real, le preguntaré si puedo tomar una.”
Una vez más, fue Su Alteza el Príncipe… Desde que May había llegado a la ciudad, el nombre que mas escuchó era el de Ronald Wimbledon. Ya fuera Irene o Carter, siempre que se encontraran hablando de los cambios que ocurrían en la Ciudad Fronteriza, siempre lo mencionarían. Parecía que Su Alteza era omnisciente y no había nada que no supiera. Además, todas estas cosas nuevas siempre eran creadas por él.
¿Existe realmente una persona con tal conocimiento en el mundo? No podía creerlo, después de todo, aunque fueran inteligentes, aprender todo ese conocimiento requeriría tiempo. Ya fuera en Ciudad del Rey o en la Fortaleza Longsong, las personas reconocidas como eruditos siempre eran todos viejos de cabello blanco. La gente del Territorio Occidental incluso tenía la frase: “Cuanto más larga es la barba, más amplio es el conocimiento”. Pero el Príncipe tenía sólo veinte años, ¿Cómo podría ser que él supiera todas esas cosas?
Incluso al pensar de esa manera, la cara de May todavía era capaz de mostrar su expresión habitual: “No, si se es capaz de usarse para hacer perfume, entonces tiene que ser una cosecha muy rara. Especialmente la fórmula de perfume, ya que podría ser vendida a cualquier taller de Alquimia a un precio increíblemente alto. Nunca debes hacer preguntas discretas sobre eso a Su Alteza, incluso en caso de que lo veas, no debes hablar de ello.”
“Muy bien.” Dijo Carter, tomando una bolsa y poniendo cuatro pedazos de jabón.
“¿Realmente comprarás tantos?”
“Lo máximo que una persona puede comprar son dos de estos. Así que fingiremos comprarlos por separado y cuando salgamos se los daré todos, primero salgamos antes de que empieces a refunfuñar.” El caballero alzó la mano para interrumpir a May que quería decir algo: “Usa el mío, yo todavía puedo ir con Su Alteza y pedirle que me de uno nuevo, pero si se venden aquí, nunca sabremos cuándo conseguirán nuevos productos. Así que, al tomar estos cuatro, puedes usarlos durante mucho tiempo.”
Cuando May miro expresión seria de su contraparte, sintió como si su corazón de repente comenzara a arder. Y durante mucho tiempo, ella frunció los labios, sin decir otra palabra, solo observó silenciosamente como el caballero envolvía la barra de perfume.
“Ya que nos encontramos aquí, vayamos a ver algunas otras mercancías.” Dijo riendo mientras sostenía la bolsa.
…
Cuando regresó a su “hogar” en la Ciudad Fronteriza, el cielo ya se encontraba por oscurecer.
La última luz del día que caía por la cortina decoraba la habitación con un toque de naranja.
Desde que decidió quedarse para realizar el segundo drama, May recibió el mismo tipo de habitación que Irene. Aunque no era muy grande, se encontró todavía completamente amueblado.
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