Liberen a la Bruja - Volume 2 - RW – Capítulo 149
Capítulo 149: La Comerciante de Ciudad del Rey (Parte 2)
“¿Eres la comerciante de salitre más grande en Ciudad del Rey?” Roland cortó directamente a la raíz.
“No, Su Alteza”, Margaret ya no estaba solo mostrando una sonrisa formal, su discurso también se hizo mucho más íntimo, “Manejo todo tipo de negocios diferentes, desde gemas hasta telas, de posadas a tabernas. Es más, ni siquiera tenía nada que ver con el comercio de salitre, desde hace un mes. Solamente ocurrió debido a que el propietario original que hacia el salitre perdió todas sus reservas y se declaró en quiebra durante su visita en mi casino, por lo que transfirió los derechos a mí como pago”.
No sólo se encuentra vendiendo todo tipo de bienes, sino que incluso tiene un firme control en la industria de servicios … siendo capaz de construir un imperio de negocios tan grande, al final, ¿qué antecedentes tiene? era conocido que, si querías abrir un casino en Ciudad del Rey, con dinero era solamente una cosa imposible de lograr. Deseando saber si le estaba diciendo la verdad, Roland tocó la mesa, pero el pellizco de Nightingale a la mitad de su espalda lo dejó insatisfecho. Puesto que un pellizco como ese indicaba que Margaret tenía una Piedra Représala de Dios, lo que hacía imposible juzgarla y saber si estaba mintiendo o diciendo la verdad.
Espera un momento … ya que es imposible para ella observar, ¿por qué me pellizcó tan duro anteriormente?
Roland tosió dos veces, suprimiendo su curiosidad.
Escucho que algunos comerciantes de los Fiordos se establecieron en los Cuatro Reinos. Sus negocios fueron tan exitosos que crecieron más y más hasta que acumularon tanta riqueza que se le hizo difícil incluso imaginarlo. Después de finalmente asegurar una cierta riqueza, muchos comerciantes eran marcas fáciles y salieron estafados sin esfuerzo de sus ganancias. Sólo unos pocos lograron ser capaz de estabilizarse y arraigarse, reinvirtiendo así, su dinero con éxito en los establecimientos locales, formando una unión de negocios relativamente estable. ¿Puede ser que Margaret sea uno de esos grandes perros?.
Siendo ése el caso, Roland decidió ser directo y sencillo con su petición, “Necesito una gran cantidad de salitre, cuanto más, mejor”.
“El territorio occidental del Reino no es un lugar abrasador, especialmente cerca de la Montaña infranqueable. Su Alteza Real, ¿realmente necesita tanto salitre?” Margaret se volvió curiosa: “En las afueras orientales del reino, tengo tres lugares de creación de salitre, son lo suficiente para abastecer a una ciudad de tamaño medio de nobles con hielo”.
Definitivamente un gran tiro, incluso tiene tres lugares de creación de salitre! Sin embargo, aunque Roland se lleno de alegría, no hubo cambio visible en su expresión: “Voy a construir un almacén frigorífico en el sótano del castillo para almacenar algo de comida perecedera. Siempre y cuando me des un precio justo, tomaré todo el salitre que puedas traer”.
“Desde que me lo explicó con tanta claridad” asintió ella, “estoy dispuesta a transportar todo mi salitre a Ciudad Fronteriza, además, sólo te cobraré al precio típico del mercado típico de Ciudad del Rey, pero…”
“¿Pero que?”.
“No quiero que me pagues con royals de oro, ya tengo suficiente de ellos para llenar un almacén entero. He oído que tienes posesión de algunos productos extranjeros, si usted utiliza eso en vez de royals de oro, estaría feliz de concluir un trato con usted”.
“¿Productos extraños?” Roland se arraigó, era la primera vez que oía a alguien decir que no quería ningún royals de oro.
“Si, bueno. Escuché algo acerca de una creación de hierro negro que se auto-dirigía, “Margaret se inclinó ligeramente hacia delante,” Tu sirviente dijo, que solo se tiene que encender un fuego en esa cosa y hervirá agua, para volverse increíblemente poderosa. De hecho, sólo después de escucharlo hablar de tal creación, decidí visitar Ciudad Fronteriza. De lo contrario, vender directamente el salitre a la nobleza alrededor de la capital sería mucho más acorde con mis intenciones. Después de que toda la distancia de transporte es demasiado lejos, así que tengo que soportar una pérdida significativa”.
Esto es realmente una agradable sorpresa, pensó Roland. Aunque no sé cómo el aprendiz de Barov se apoderó de esta persona, y de qué manera describió la máquina de vapor, pero evidentemente esta comerciante de Ciudad del Rey esta muy interesada en ella.
Lo increíble de las ganancias y el potencial comercial de los productos industriales, era muy claro para Roland. Especialmente porque sólo podían ser creados por sus propios productos mecánicos. El estaba preocupado de lo que sucedería después de que Ciudad Fronteriza vendiera todo el mineral y utilizara todas las monedas del Duque, así como tal vez no tendría otras oportunidades comerciales. Pero nunca había pensado que hoy una oportunidad tan excelente como ésa llegara justo delante de él.
“Así que, ese era el motivo”, dijo el príncipe. “Lo que usted escucho hablar por parte de él se llama máquina de vapor. Convierte el agua hirviendo en vapor, y después puede ser utilizado como fuente de energía. El principio detrás de él es muy simple, pero sólo nosotros Ciudad Fronteriza somos capaces de producirlo”.
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