Kuranmūnsutā - Volume 3 - KMS Volumen 3 – Capítulo 1
CAPÍTULO 1: ¡CATÁSTROFE MASIVA!
En las víspera de mitad de año, el sol en la parte de este mundo estaba totalmente cubierto por todas la nubes negras y grises, no dejaban pasar la luz del sol que siempre iluminaba gran parte de la tierra.
Los rayos de un tono blanco con algunos matices de un rojo carmesí se podían apreciar en todo momento, las nubes si uno los viera, pensaría que ya había llegado el apocalipsis, no estaban tan equivocados en ese aspecto.
Las olas agitadas con altura de varios metros, junto con los fuertes vientos que las casa mas fuertes y los edificios no se salvaría en este momento.
Esta tormenta era algo inconcebible para esta era y plano de existencia, y menos para este mundo.
Esta tormenta estaba en medio del océano Atlántico, un poco más al sur, teniendo a dos grandes continentes, Sudamérica y las costas del continente africano, esta tormenta estaba en medio de los dos.
Pero esta tormenta no llegaba y no podía ser vista desde los dos continentes, ya que esta tormenta solo cubría una cantidad mínima de unos cuantas decenas de kilómetro.
Dejando esta tormenta aterradora de lado por un momento.
En mitad de la inconcebible tormenta, increíblemente se encontraba un grupo de personas.
Estas personas estaban volando, era una cantidad exacta de trece persona en total.
A ninguno de ellos le afectaba la fuerte tormenta, pareciera que solo era un paisaje mas a la vista y para sus cuerpos.
Pero…
De ese grupo de persona, si los miraba bien, podrías notar su rostro serio, como si lo que estuvieran pensando sería algo extremadamente importante que requería total concentración y total seriedad de cada unos de ellos.
Pero…
En ese grupo de personas también había unos conocidos.
Dentro de ese grupo, asombrosamente se encontraba una mujer con el pelo rojo intenso, de un carmesí puro, como si toda la sangre de las personas que ha matado las hubiera utilizado para teñir su cabello, su rostro como siempre inexpresivo, era Eshima Eri.
Al lado de Eshima Eri, se encontraba un joven también inexpresivo abrazándola desde la cintura. Su cabello negro y vestidura negra que contrastaba con el rojo de Eshima Eri, era Andrew Baruch Celestine de Jade y al lado de él se encontraba su hermana menor Emilia Ada Celestine de Jade, llevando su vestido de una pieza azul verdoso con flores de un color carmesí, ella parecía distraída y pensando en una cosa mientras posaba su dedo índice en sus labios.
También estaba la mujer que había matado al hijo de Zeus, la mujer de cabello de pelo verde liso y largo, todavía no se sabía su nombre. Su rostro era la de una narcotraficante, ruda con mirada penetrante y con sed de sangre.
Las otras personas eran desconocidas, no se podía notar muy bien su rostro y figura, en vez en cuando se le podía ver pero el matiz rojo de los rayos, pero le daba un aspecto un poco terrorífico y siniestro.
En eso, la voz de una mujer sonó
—¿Estás seguro de esto?—La voz era indiferente, pero era una voz hermosa y melodiosa para los oídos.
Para ser mas preciso, la mujer era la que estaba en el centro a la derecha, abrazando a la figura de un hombre, el cual era más difícil de ver, se sabía que era un hombre por su voz, pero aun así no se tenía total certeza.
—Es necesario, este es mi destino de todos modos.
Las palabras de este hombre, era el del centro y tal parece el líder de todos en el grupo. La voz era indiferentes también, y se podía notar un cansancio en este.
En ese momento la voz de otros hombre hablo, era la voz de un joven. El cual parecía que llevo su mano al hombro del hombre del medio.
—Hermano, sabes que estamos aquí por que te dijimos que teníamos que compartir la carga—sus palabras eran de determinación y autoridad.
—Como dijo él —la voz de esta vez fue la de Emilia—. Te debemos mucho. Y para quitarte del dolor que sufres en todo momento, realizaremos cualquier cosa por ese motivo. Así que si es quitar cientos de vidas… aunque nosotros no lo podamos hacer en este momento…
—Siempre estaremos a tu lado compartiendo el dolor y siendo cómplices de esto.
—Siempre estaremos a tu lado compartiendo el dolor y siendo cómplices de esto.
—Siempre estaremos a tu lado compartiendo el dolor y siendo cómplices de esto…
Estas palabras la repitieron cada uno de ellos, sin excepciones, menos el líder que estaba en el centro.
Cuando terminaron de decir eso, no se escucho otra voz, solo se podía escuchar los fuertes sonidos de rayos y las olas enfurecidas, los rugidos de las decenas de rayos de color carmesí y blanco que se realizaban en menos de un segundo.
Fue cuando la figura del medio, como si fuera una sombra negra avanzó tomado de la mano de la mujer a su derecha, estaba al frente de todos.
Alzo su mano, y en ese momentos se produjeron el triple de rayos que anteriormente se creaba, pero estos rayos iban dirigidos a la mano izquierda alzada por el hombre, retumbando los rugidos fuertes y ensordecedores de estos.
Los cientos de rayos estaban creando un objeto, el objeto era blanco, se estaba alargando.
Pero momentos después se pudo notar la figura de un arma, se estaba tiñendo de un rojo, más preciso era la figura de una lanza, una lanza de un carmesí puro, como si toda la sangre que hubiera derramado y todas la vidas que había tomado, hubieran sido el ingrediente principal para crear esta lanza.
La lanza también desprendía destellos de matices rojos de rayos diminutos.
La lanza la llevo al frente de su ojos y la poso en forma horizontal.
—Ha llegado la hora de actuar yo.
En eso, la punta de la lanza la poso en vertical con su cuerpo, apuntando la punta hacia abajo al mar. Alzó la lanza levemente en el aire y en un suave movimiento lo impulsó hacia abajo.
Todos estando volando lo vieron .
una onda en forma de cúpula de un matiz de color rojo se expandió a todos los alrededores.
Este pequeño movimiento hizo que la continuas y feroces aguas junto con los incontrolables vientos quedaran de un momento a otro…
En silencio y sin movimiento alguno.
Lo único que quedo fueron la tormenta eléctrica con los incontrolables rayos carmesí que se reflejaban en las imperturbables aguas quietas del atlántico, el agua era similar a la superficie de un espejo.
No sería exagerado decir que tanto el agua como el viento tenían miedo de estar o crear un movimiento en la presencia de este hombre con la lanza.
Un segundo después.
En las profundidades del océano, las placas de tierras submarinas retumbaron, la tierra se estremeció de miedo por algo.
El grupo de persona estaba en completo silencio, la lanza que una vez había estado en la mano del hombre, desapareció después de que unos rayos mas llegaran a su mano y desapareciera.
Cinco segundos después, se podía notar un bulto de agua grande deforme que estaba avanzando poco a poco hacia el oeste.
—Ya comenzó—dijo el hombre.
—Según los cálculos, la cantidad de muerte son de centenas—hablo la indiferente y sin expresión Eshima Eri.
—Todo esto es por el bien de nuestros planes—hablo Andrew.
—Así que llegara el día en el que cumplamos nuestra promesa que prometimos cumplir.
—No importa como te vean los seres y las historia sobre ti… siempre estaremos a tu lado.
—Siempre estaremos a tu lado.
—Siempre estaremos a tu lado…
Lo repitieron todos cada uno de ellos.
El hombre no dijo nada por un momento y solo se volteo y los miro con una profunda mirada y asintió a sus palabras diciendo.
—Es hora de regresar y seguir con lo planeado en este tiempo que nos queda.
En eso chasqueo los dedos y cada uno de ellos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, junto con la tormenta que había estado ahí.
Dejando atrás un bello y pacífico paisaje, el sol resplandeciente y el agua azul que reflejaba el brillo del bello sol amarillo que resplandecía
Pero había algo fuera de lugar en ese paisaje, una ola, una ola que avanzaba hacia el oeste, era deforme y no tenia tanta altura, pero este deforme era de unas cuantas decenas de kilómetros, poco a poco fue creciendo a medida que avanzaba
Para ser mas preciso, esta ola era la tal llamada tsunami, el cual si lograba estrellarse con una costa, podría quitar decenas de vida.
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