Kuranmūnsutā - Volume 1 - KMS Volumen 1 - Capítulo 23
CAPÍTULO 23: UN FINAL UN NUEVO COMIENZO – PARTE II
Ya era de noche.
Sadashi Kiyoko, hermana mayor de la joven Sadashi Kyoto. Había llegado de la empresa de su familia, agotada y con cansancio de todo el trabajo duro que realizo el día de hoy, tenía algo fuertemente y duro que realizar.
No sabía las consecuencia que traería esto, ver a su hermana sufrir por lo que iba a hacer era totalmente necesario.
Su hermana tenía que cambiar.
Realmente deseaba esto, no sabía por qué había tomado esta personalidad, Kiyoko quería a su hermana, sin importar las cosas que ella hacía.
Al terminar de cenar toda la familia, es decir, su abuela, Kyoto y ella. Kiyoko ya le había advertido a su abuela de lo que le iba a decir a su hermana.
Había llegado la hora, todo ya estaba preparado.
La cosa más cruel que le diría a su hermana estaba a punto de llegar en estos momentos. EL dolor insoportable que ella sentiría no iba a parar.
Los guardias que cuidaban la casa de la familia Sadashi, sabia el secreto que rodeaba a la familia Sadashi, Aunque solo eran los demás alto rango. La familia Sadashi había llegado a ser lo que era en estos momentos, por la ayuda de la familia Hiromi.
También eran lazos que no se podían cortar.
Apilando los platos, ellas no entablaron ni una conversación en esos momentos durante la cena, Kyoto sintió un ambiente triste e incómodo.
Kyoto al apilar los platos se iba a levantar para llevarlos a la cocina. En ese momento su hermana Kiyoko le hablo.
―Kyoto, todavía no te vayas―dijo Kiyoko.
—¿He? ¿Por qué?―pregunto Kyoto para que le diera una explicación.
Kiyoko se quedó callada por un momento, no había decidido como contarle lo que le habían ordenado.
―Lo que te contare, tienes que tomarlo con calmas―hablo Kiyoko para que se calmara por lo que iba a decir―Por favor siéntate.
―¡Solo habla de una vez!―exigió Kyoto un poco enfadada.
—No sé si ya lo viste por la televisión, aunque creo que no lo han pasado, a mí me avisaron de algo que no podía creer―comenzó a hablar Kiyoko.
—¿Y de que noticia se trata?―pregunto Kyoto.
—Lo siento hermana, pero nuestros padres han sufrido un accidente en el avión en el que venían para Japón―era lo último que dijo Kiyoko.
Era todo.
No se escuchaba nada.
Kiyoko solo cerró sus ojos para no ver a su hermana a la cara, la cosa más desgarradora para alguien, es saber que habían perdido a sus padres.
Kyoto era joven, una pequeña mujer hermosa, que tendría un futuro brillante.
Su abuela estando presente no había dicho ni una sola palabra. Aunque le echaba las culpas a su nieta por la cruel realidad de sus hijos, ella amaba mucho a su nieta. No podía negarlo.
Pero…
—¿Kyoto?―llamo Kiyoko a su hermana para saber si estaba bien.
Pero…
Kiyoko alzo su vista para ver qué había pasado, y el miedo que recorría por la piel de Kiyoko por ver a su hermana en ese estado era… tan fría como siempre, no sabía cómo su hermana no sentía o mostraba sufrimiento en su rostro.
Sencillamente Kyoto no mostraba ningún signo de sufrimiento.
¿Se estaba haciendo la fuerte o no sentía emoción frente a esta realidad?
―Solo espero que el sepelio comience rápido―sin ningún signo de querer llorar se retiró de la presencia de su hermana y abuela.
Kiyoko no podía entender porque su hermana se comportaba así, sus padres habían muerto, ¿No? No había mostrado signos de que estaba sufriendo por perder a sus padres.
Kiyoko solo se limitó a levantarse para detener a su hermana, y pedirle explicación, de porque se comportaba así. Pero su abuela la detuvo.
Kiyoko miro a su abuela buscando una respuesta.
―¿Para dónde vas?―pregunto su abuela.
Kyoto se detuvo.
―Hay algún problema si voy a mi cuarto― dijo entre dientes y tratando de sonar firme y segura, no dio la cara a su abuela y se fue.
Pero habían notado algo, se habían dado cuenta de que…
“Ha, simplemente se está haciendo la fuerte”.
Eran los pensamientos de su hermana, y mostrando una pequeña sonrisa de alivio, tras darse cuenta de que su hermana simplemente se estaba haciendo la fuerte en estos momentos, la alivio totalmente.
Las dos, Kiyoko y su abuela, estaban felices, por saber de qué todavía era una niña que lloraba tras irse sus padres al trabajo.
Kyoto se alejó de la vista de todos, dejo los platos en la cocina y de inmediato se fue a su cuarto.
Al llegar no sabía qué hacer, que podía hacer en el momento de enterarse de que sus padres habían muerto en un accidente de avión.
Kyoto sabía muy bien lo mimada que estaba por sus padres.
Recostada en la puerta de su cuarto tras cerrarla, poco a poco fue cayendo al suelo.
Había llegado la hora, la hora en la que esta pequeña mujer, mostraría sus lágrimas, a pesar de lo fuerte que lucía en la escuela y en su casa.
Solo se pudo escuchar el llanto fuerte de dolor de esta chica tras perder a sus padres.
Un grito de dolor que le salió del alma
Sus lágrimas y su bello rostro y su cabello un poco despeinado, era totalmente hermosa aun estando en esta situación dolorosa para ella.
Los gritos de llantos de Kyoto, era lo más fuerte, que hasta su hermana y su abuela, la pudieron escuchar en el primer piso.
Sus llantos, sus lágrimas salían a cataratas.
¿Cómo sería el dolor de perder a un ser querido que le dio la vida?
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