Kuranmūnsutā - Volume 1 - KMS Volumen 1 - Capítulo 21
CAPÍTULO 21: FRENTE AL RAYO – PARTE II
Arata se sentó.
Scarlett inocente de la situación, estaba un poco despistada al ver el comportamiento de Arata.
Amaya se posiciono al lado derecho de Arata, al lado derecho de Nozomi. Scarlett quedo ubicada en el lado izquierdo de Arata, siguiéndola Haruka y Jun.
―Que yo me acuerde, Poseidón no me ha pedido ayuda―comenzó a hablar Arata, los doses dioses solo se le quedaban mirando perplejos―lo único que hiso, fue casi darme un infarto y casi me ahogo con agua, si hubiera querido no hubiera ayudado a su hija por eso―dijo Arata y miro a Poseído, que estaba sentado al lado de Poseidón.
―¡Mentira!―dijo Zeus sonando un rayo.
―No me cree―dijo Arata decepcionado.
―Estúpido niño, que te crees que eres para enfrentar a los dioses así―hablo de nuevo Zeus.
―¿Que me creo que soy?―Arata puso rostro de estar pensando―bueno, soy el líder del clan número uno del mundo, descendiente del ancestro Hiro Yuu, persona que si no hubiera venido a este mundo. El mundo ya hubiera estado acabado para este tiempo.
―¡Niño, tuuu!―se levantó Zeus.
Seguido de eso Arata también se puso de pie.
―No tienes por qué amenazarme Zeus―dijo Arata―Sabes muy bien cuál es mi poder. Si no hubiera sido por ese día, el día en que los dioses nos desampararon a mis hermanos y a mí, nuca se los perdonare a ustedes los dioses.
―Eso fue necesario―dijo Zeus avanzando hacia Arata―el poder de tu hermano, estaba casi parecido al de un dios, y tu Arata, a pesar de que eras un niño, ya tenías conocimiento prácticamente de todo. Supimos que si pasaba más de dos años, eras un peligro para los dioses. Tu poder, tu poder tenía la posibilidad de pasar a los dioses, nosotros nunca íbamos a aceptar eso, que un extranjero de otro mundo fuera más fuerte que nosotros.
―Entonces aceptan, que no quisieron ayudarnos porque éramos un peligro―hablo fuertemente Arata―Mi hermano, mi hermano murió protegiéndome. Y aun así no pudo derrotar a esa cosa.
―Pero tú la enfrentaste, ¿No?―dijo Zeus.
―Aun con todo el poder que tenía, me Salí de control, y saben muy bien que no lo pude derrotar―dijo Arata enojado―Yo vine no solo por Scarlett, Atenea sabe muy bien cómo lidiar con estas cosas.
Todos miraron a Atenea.
―Apolo, tú tienes el oráculos de Delfos, sabe muy bien lo que le espera a la tierra si no hacemos algo prontamente―dijo Arata.
―¡Apolo! ¿De qué está hablando?―pregunto Zeus a Apolo.
―Padre, lo que habla el joven Arata, es que el día de ayer tuve una profecía, y después de eso, los oráculos que tenemos y yo, hemos perdido el poder de ver el futuro y decir profecías.
―¡¿Que?!―dijo Zeus sorprendido, junto con todos los demás dioses que comenzaron a discutir entre ellos.
El peligro era inminente.
―De acuerdo a lo que me conto la hija de Zeus, Scarlett―comenzó a hablar Arata―. Ahí indicio de que Scarlett fuera poseída por el enemigo.
―¡Eso es imposible!―negó Atenea.
―Los Yokai poseen personas, pero estos están dirigidos por pensamientos malignos, pero no poseen totalmente el cuerpo del ser humano. Esta mujer que poseyó a Scarlett, pudo controlar todo, y bloqueo su mente para no ver lo que estaba haciendo mientras tenía el completo control de Scarlett.
―¿Cómo puedes afirmar lo que estás diciendo?―pregunto Zeus.
Una pregunta lógica.
―Zeus, el rey de los dioses Griegos―comenzó a hablar Arata―. Sabes muy bien que mi hermana tiene el poder de ver los pensamientos de otro, creo que ya lo sabias ¿no?
―Eso…
―Ustedes son unos idiotas―insulto Arata a los dioses―a pesar de ser dioses, no saben lo que ocurre en el mundo―. Sabes muy bien que el enemigo es varias veces más fuerte que los dioses.
―No puedes comprobar eso. El enemigo que está actuando ahora es alguien incapaz de destruir la tierra, o haya peligro para la tierra―dijo Zeus.
―Ustedes, saben muy bien que usaron a mi hermano y a mí para derrotar al enemigo de hace dos años. Ustedes sabían que no podían con él. Y aun así tuvimos que sufrir consecuencias desastrosa, saben cómo quedo madre después de saber que uno de sus hijos estaba muerto y el otro casi muere―dijo Arata mostrando una cara furiosa―jure que nunca iba a ayudar a los dioses, solo cumpliría lo del contrato y ya. Pero sabiendo que el enemigo está ahora presente otra vez, no tengo más opción que intervenir.
―Nos estas echando la culpa, crees que los dioses no pueden hacer frente a un enemigo con el que se enfrentaron hace varios años atrás.
―Tengo mis dudas.
Era como se estaba viviendo en estos momentos en el salón de tronos de los doces dioses olímpicos. La tensión vivida en estos momentos ya estaba al borde, ya no se podía aguantar más. Arata había perdido a su hermano, que había sobrepasado a los dioses a la edad de solo 18 años. Y también Arata fue víctima, a pesar de ser tan joven, él ya estaba casi al nivel que su hermano a la edad de unos diez años. Ya casi estaba por sobrepasar a los dioses, pero al enfrentarse con el enemigo, murió su hermano y el perdió sus poderes tratando de salvar a su hermano, quedando con una enfermedad incurable que le hacía incapaz de utilizar sus poderes al máximo.
―El enemigo fue el causante de la muerte de tu hijo, Zeus―siguió Arata―Scarlett es inocente, todos aquí saben eso.
Quedaron en silencio.
―… ¡Atrápenlos!―grito Zeus.
―¡Padre!―gritaron los dioses olímpicos al oír las palabras de Zeus.
Las chicas dieron un paso atrás, pero…
Arata saco su Arumakado, y conjuro una magia.
―[Hogo Potaru] – [Mugen no Maho] – [Akutibēshon, hateshinaku]
El conjuro en seguida se activó, y una barrera protectora rodio a las chicas, Nozomi, Amaya, Haruka, Jun y Scarlett.
La barrera de un dorado completamente en movimiento como agua, giraba sin parar alrededor de las chicas para protegerlas.
Los soldados que estaban tras de ella, al tocar la barrera, salían lanzados y después quedaban hechos partículas. Todos quedaron sorprendido.
―No creí que llegaríamos a esto―dijo Arata que estaba fuera de la barrera, mirando fijamente a los ojos de Zeus.
―Piensas desafiar a un dios―dijo Zeus.
―Zeus, ni siquiera sabes cómo es el dolor de perder a un hijo―dijo Arata―mis padres sufrieron mucho más de lo que tu estas sufriendo ahora mismo.
Fue lo último que pudo decir Arata.
―¡Arata! ¿Qué haces haces?―gritaba Nozomi desde dentro de la barrera―No aguantaras mucho si usas mucho tus poderes.
Su hermana Nozomi estaba totalmente preocupada.
Solo se escuchó el sonido de un trueno en todo el salón, un brillo intenso casi cegó a todos. Al desaparecer el brillo, era claro que en la mano de Zeus se extendía una lanza echa rayos, del tamaño de su cuerpo.
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