Kuranmūnsutā - Volume 1 - KMS Volumen 1 - Capítulo 18
CAPÍTULO 18: EN LO ALTO – PARTE I
El destino que todos enfrentamos en la vida es la muerte, ¿Estaremos conectados por este hecho? El hecho de que la muerte es la única fuente que puede unir las personas, todos mueren, no hay nadie que soporte vivir para siempre.
Nadie sabe la verdad que se esconde detrás de la muerte, la muerte puede ser una entidad, una entidad que talvez no mata, pero cuida de las almas porque no tiene a nadie más que cuide de ellos, por eso existe varios infierno y varios paraísos, esto es solo un pensamiento loco que no se puede evitar pensar, o la idea que la mayoría quiere y de pronto es verdad, es que el que cuida de las almas, el enemigo de los dioses buenos, es que quieren matar a todos los seres vivos. Tal vez sea verdad, o tal vez sea mentira.
¿Cuál es el destino que une a las personas? De pronto haya una respuesta o de pronto no exista esa respuesta, quizá lo que nos une no es la religión ni el futbol, tal vez es las ganas de vivir o morir, son diferentes pensamientos, están son los dos tipos de personas que existen actualmente, los que quieren vivir y los que no quieren.
Nada que saber de lo que estamos hablando, todo esto es solo pensamiento de alguien que no ha podido responder ¿porque ha de existir así mismo?, si no respondo a esta pregunta, entonces que hago en la vida, la vida es solo el acto de vivir, no hay nada raro en esto.
Talvez el acto de morir sea bueno, pero a la vez algo malo que no se puede evitar. Que pasa con el mundo que no soporta ver tanta muerte alrededor, manchando sus tierras de sangre.
Las guerras son un simple pretexto para despoblar la tierra y no sufra tanto, será esto la verdad.
Creo que la verdad de la existencia y la muerte no es más que alguien o algo vanidoso que alguien quiso hacer, ¿quizás sea esto verdad?
En las afueras de la mansión de la casa de la familia Hiromi, se encontraba una limosina negra, el chofer se bajó de su asiento de piloto y fue directo a abrir la puerta para que saliera del auto.
La joven adulta de pelo corto liso, de un color negro azul, con gafas, se bajó del auto.
Era, Sadashi Kiyoko.
Las rejas de la mansión se le abrieron a la hija de la familia Sadashi, le dijo al chofer que esperara afuera en el auto, y camino hacia la puerta principal de la casa.
Toco las puertas y salió una de las Maid de la casa, Natsuki.
―Sadashi-sama, es un gusto tenerla por aquí de visita―dijo Natsuki.
―Hola, Natsuki―Kiyoko la saludo―ha sido un largo tiempo desde que no nos vemos.
―Así es Sadashi-sama―dijo Natsuki―adelante, puede pasar adentro.
―Gracias―dijo Sadashi con una sonrisa.
Luego de eso se dirigieron a la sala de estar y Kiyoko se sentó en el mueble y, dando un suspiro hablo.
―Dime Natsuki, Arata-heika en ¿dónde se encuentra?―pregunto Kiyoko.
―Arata-heika, se encuentra en estos momentos en los cielos del Olimpo.
―¡¿Qué?!―se sorprendió Kiyoko.
―Sí, a nosotros nos dijo, que el dios de los mares, Poseidón―le estaba informando Natsuki―le pidió ayuda, para salvar a una de sus hijas.
―Pero, pero él dijo que no iba ayudar a los dioses, por lo que había pasado hace varios años―dijo Kiyoko, con la mirada de saber el dolor que vivió Arata ese día.
―Parece, que este hecho está conectado con lo de hace varios años―dijo Natsuki.
―Entonces no se pudo negar ante esto―dijo Kiyoko rindiéndose y relajándose en el mueble.
―Sí―dijo Natsuki asintiendo su cabeza.
No había más nada que discutir respecto a la decisión que había tomado Arata referente a lo de ayudar a los dioses, era algo que el destino habría puesto en el camino, algo que no se podía evitar en la vida.
―Solo toca esperar, como responderán los dioses del olimpo cuando él llegue allá, espero que no se exceda de poder.
―Todos deseamos que nuestro Rey, no se exceda de poder―dijo Natsuki calmadamente.
Era los deseos de todos, todos querían a Arata, era algo inevitable no querer desear que algo malo le pasara. Unos de los mejores líderes en todas las generaciones, aunque su poder era limitado por el problema que traía, aún seguía siendo uno de los mejores.
―Natsuki, Arata-heika, ¿dejo algún mensaje para mí?―pregunto Kiyoko.
―Sí―respondió Natsuki.
―Más o menos tengo idea de lo que es, pero…―paro Kiyoko―¿Qué dijo?
―Las palabras de Arata-heika fueron―dijo Natsuki―”Es hora de que Sadashi se entere de que sus padres han muerto en un accidente de regreso a Japón. Las noticias se pasaran hoy por la noche”.―dijo Natsuki―También dijo “Lo siento, Kiyoko”. Esto fue todo lo que dijo Arata-heika.
No había nada que notificar, no había ningún cambio en el rostro de Sadashi Kiyoko, no había remordimiento ni odio en su mirada, no podía culpar a la familia Hiromi y mucho menos a Arata.
―Así que es eso―dijo Kiyoko dando un respiro―Ahí que ver como mi hermana responde frente a esta noticia.
―Si le parece bien, le gustaría jugar videojuego como lo hacíamos antes, Sadashi-sama―le propuso Natsuki.
―Sí, creo que tengo que despejar un poco mi mente―dijo Kiyoko mostrando una sonrisa―Vamos―se paró del mueble y con su hombro empujo un poco a Natsuki, quien le respondió de la misma manera.
No había nada que hacer, estas dos personas se conocían desde pequeña, vieron a Arata desde que nació, tenían aprecio a ese pequeño Rey que los gobernaba, sus fieles servidores nunca dudarían de él y nunca le darían la espalda ni mostraría odio, por lo que hiciera. Lo único que si le podían dar era, su total confianza y amistad hacia este Rey.
Antes de que llegara Sadashi Kiyoko.
Arata se estaba preparando para su partida.
―¡Amaya-dono!―llamo Haruka.
―¿Qué paso?―Amaya respondió a su llamado con una pregunta.
Se encontraban en esos momentos en la cocina de la casa, Haruka estaba tomando un vaso con agua, y Amaya estaba sentada en una de las sillas de la mesa de la cocina.
―¿En dónde se encuentra Arata-heika?―pregunto Haruka tímidamente.
―Haaa, se está tomando un baño con su hermana―dijo Amaya como si nada.
―¡¿heee?!―se sorprendió Haruka―¿ellos se bañan juntos?
―Bueno, no veo ningún problema en eso, son hermanos, ¿no?―dijo Amaya―A veces yo lo hago con mi hermana.
―Pero un hombre y una mujer, eso, eso es…―no termino Haruka.
No había nada raro en esto, son hermanos después de todo, no podían hacer nada, además…
―Además, sabes que pronto contraerán matrimonio―dijo Amaya recordándole.
―A mí me daría vergüenza bañarme con un hombre―dijo Haruka tímida y con su cara roja.
―Pero parece que a Nozomi-hime no le da vergüenza―dijo Amaya con una sonrisa en su rostro―yo también he tomado un baño con Arata-heika.
―¡¿Heee?!―se sorprendió Jun al escuchar esto mientras iba hacia ellas―¿en serio?
―Sí, aunque fue un día antes de que Hiromi-hime, se fuera del país, hace dos años, además lo hizo porque sabía lo de mi situación―dijo Amaya.
―y, ¿Cuál es esa situación?―pregunto Jun―me gustaría saber que es, para bañarme con Arata-heika―dijo empuñando su mano en forma de victoria.
―Bueno, creo que tienes que ser…
No pudo terminar de hablar Amaya porque se habría presentado alguien en la mitad de la conversación.
―Amaya-dono, Arata-heika la necesita―notifico Scarlett quien había entrado a mitad de la conversación.
―ho, Voy enseguida―Amaya miro a las chicas y dijo―Con su permiso, me retiro.
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