Kuranmūnsutā - Volume 1 - KMS Volumen 1 - Capítulo 16
CAPÍTULO 16: EL DESTINO DEL TODO – PARTE I
Las cuestiones diferentes de las cosas, es decir, para cada cosa ahí un significado exclusivo para algún motivo. El motivo por el cual las cosas viven, es una cuestión. Ahí cuestiones que no tienen respuesta aun existiendo esa cuestión.
Nada que ver con lo que los científicos han descubierto hasta ahora. Abarcando toda la historia, desde el principio hasta el fin, desde antes de principio y el después del fin, ¿Que habrá en el antes y en el después?
¿En el universo en el que vivimos, no es más si no uno de miles?
Las cosas son muy diferentes, hemos crecidos con diferentes doctrinas, que hablan casi de los mismo, unos ni por ahí, entonces, ¿en qué debemos creer?
No hay respuesta aun todavía.
Este universo, en donde actualmente está Arata, podemos encontrar muchas cosas, así como es el caso del destino, ¿Existe o le dimos existencia a esta palabra? Palabra que quiere referirse a los sucesos inevitables de acontecimientos. Nada raro, pero, ¿se puede cambiar ese destino?
Así estaba por verse después de lo que le contaron a Arata.
Solo era una cuestión de tiempo para que las cosas llegaran a su fin, no hablo de un fin de una persona sino…
En la sala de estar de la casa de Arata, se encontraba nada más que las diosas del destino, las Mokutekichi. No eran diosas en sí, al momento de sacar sus Arumakado, fueron únicas en esplendor, el padre de Arata se dio cuenta de esto, y puso en duda si casar a las tres con Arata o dejarla y ver el futuro. Pero eligió tenerla para ver el futuro y de lo que deparara de este, es decir, ver cuando se acerca el final del mundo, también las profecías antes de que este sucediera, prácticamente la profecía del fin del todo.
Lo que quiero decir con esto es;
Primero, solo se consultaba a ella para saber si la tierra se encontraba en peligro y pueda causar destrucción de esta.
Segundo, las medidas para que la tierra no fuera destruida.
Tercero, no consultar nada más por fuera de lo anterior dicho.
Todo esto fue lo que ordeno el padre de Arata, fueron las primeras en poder ver y decir profecías en el clan Kuranmunsuta.
―Quiero que me digan ¿Que ven en el futuro y hasta cuantos años ven?―pregunto otra vez Arata.
―Arata-sama… No sabe usted mejor que nosotras, que el peligro que se avecina es aterrador.
―Solo quiero confirmar ¿cuánto tenemos?―dijo Arata.
―Si así Arata-sama lo quiere, haremos lo que usted diga―dijeron las tres al mismo tiempo.
Ubicados en medio de la salas, las tres se tomaron de la mano, creando así un triángulo entre las tres.
Cada una saco su Arumakado, brillante, el brillo plateado metálico que irradiaba la tarjeta alma de las tres chicas estando en ese momento, era hermoso.
― [Bijon] – [Maho no Mugen] – [Reddo Mirai]
― [visión] – [Magia Infinita] – [Futuro Rojo]
Vacío.
Un completo vacío se disipo por la sala de estar de la casa, donde estaban las chicas de pelo plateado, Saori, Naomi y Harumi, las diosas del destino nacido por el poder de la familia Hiromi. Sus pelos perdieron su gravedad junto con Arata.
Gravedad cero.
En esos momentos solo estaban ellos cuatros, Arata le dijo a Amaya que esperara afuera, porque no podía soportar esta escena, era cierto. Si ella estuviera en la habitación ahora mismo, habría quedado inconsciente y, si fuera una persona normal, habría muerto.
¿Esto por qué?
Ya que al activar este poder, los cuerpos alrededor pierden su gravedad, no existe la gravedad. Y también como si estuviera en el vacío mismo del espacio y la atracción misma de un súper agujero negro, este dejaría sin ningún espacio en donde respirar.
Ellos estaban en pie tocando al suelo, se podía notar como actuaba el poder de Arata, que tenía su Arumakado afuera. A las Mokutekichi, tenía sus Arumakados a un lado de sus rostros, nombre dado solo y únicamente a ellas, su poder no le afectaba en nada.
Con todo lo que estaba pasando hasta ahora, solo era el comienzo.
Los ojos, con una espabilada normal, estos cambiaron.
Blancos tormentosos.
¿Si quieren saber cómo son?, pues son como si todas las nubes blancas del cielo, la metieran en una licuadora y esta girara. Esto era reflejado en los ojos de las Mokutekichi, blancos.
Fue cuando comenzaron a hablar
―Dos años, ya―pronuncio Saori.
―Oscuridad después seguirá, ara―siguió Naomi.
―¿Si salvar el mundo es lo que quiere? Cierto―continuo Harumi.
―El héroe debe morir, ya―hablo de nuevo Saori.
―Él está buscando los ojos, ara, ara―dijo Naomi.
―Junto con sus amigos para acabar la vida, cierto―dijo Harumi.
―Antes de la oscuridad venidera, el héroe debe morir para salvar los miles de cosmos que existen―dijeron las tres―no ha de evitarse, ya―dijo Saori―El héroe definitivamente debe morir, cierto―lagrimas salían―el héroe definitivamente morirá, ara, ara―seguían repitiendo―el héroe que salvara el todo, simplemente va a morir, ya. Junto con sus compañeros mori…
Cayeron de rodillas.
Las lágrimas que caían pararon. Pero… lo curioso de todo esto, fue… que todo lo que dijeron l dijeron sin emociones. No es que no sintieran nada, solo era el actuar de sus poderes.
―Es algo que no ha de poder evitarse, ya―dijo Saori estando sentada en el suelo.
―Solo falta dos años, ara, ara―dijo Naomi.
―Si es así, ahora Arata-sama nos puede escoger como sus esposas, cierto―dijo Harumi.
―Ya, ya. ¡Arata-sama!―Saori le llamo la atención.
―Dime―Arata le respondió a su llamado.
―Hemos perdido nuestros poderes de ver el futuro, ya―informo Saori.
Arata quedo aturdido y no supo que decir.
―¿Ahora qué haremos? Ara, ara―dijo Naomi.
―Por eso, vamos a estar ahí de reserva para tener sus hijos ahora en adelante. No es necesario que se case con nosotras, ¿Cierto? Mis hermanas están de acuerdo, cierto―dijo Harumi.
―Aunque, sabemos que usted está de acuerdo con eso, aunque solo ama a una persona, la familia exige tener los hijos que puedan, aunque solo se case una, usted puede tener sus concubinas, ya―menciono Saori, estando un poco avergonzada y chocando sus dedos índice en el aire.
―Eso es cierto―dijo Arata llevándose las manos atrás de la cabeza―aunque primero ustedes tienen que hablar con ella, si ella…
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