Kage no Jitsuryokusha ni Naritakute! - Volume 7 - KJN – Capítulo 156
De esa forma, me llevaron al sótano.
Me senté en una silla con mi hombro aún preso por el agarre de hierro del hombre. A mi alrededor había rostros pertenecientes al Campamento de Doem. Delante de mí estaba Maximiliano.
“Ahora…” El jefe me dirigió una mirada fría. “Esos cinco que mencioné. Los encontramos esta mañana con el pecho perforado. Por casualidad no sabes nada de eso, ¿verdad?”
Pude ver los rastros de la sangre de ayer en el suelo.
“N-no sé nada, señor… ¡por favor, créame!”
“Entonces dime, ¿qué estabas haciendo anoche? ¿No se supone que debías drogar a la princesa y traerla aquí?”
Ah, parece que él sabe de eso.
“S-sí, de hecho m-me dijeron que hiciera eso. Pero yo… no pude…”
“Así que los nervios te vencieron.” Maximiliano dijo eso, su mirada se volvió más aguda. “Y entonces, un cobarde como tú tuvo la audacia de pasear despreocupadamente por el campo. Uno podría haber imaginado que te esconderías… ¿cierto?”
“¿Hm…?”
¡Tiene razón! Actuar como lo hice esta mañana no es algo que un Mob como yo debería haber hecho. Eres brillante, Maximiliano.
“¡N-no, no fue así! Estaba realmente asustado y…”
“Ciertamente te veías muy tranquilo para mí. Hasta que mis hombres y yo llegamos, no parecías ni un poco asustado. Ahora, me dirás lo que sabes.” Maximiliano sacó su cuchillo. La hoja afilada brillaba con la llama de la única lámpara.
Bien. Así que fallé. Qué lástima. Matémoslos ahora.
Estaba a punto de ponerme en modo Shadow y desatar el infierno slime sobre ellos cuando… la sentí venir.
Ni siquiera un instante después, la lámpara se apagó.
“¡¡Hay alguien ahí!!”
Ella arribo la puerta. Llevando un traje de slime negro, con su espada de slime, lanzó un feroz ataque hacia Maximiliano.
“¡Maldito seas…!” Maximiliano también reaccionó rápidamente ante el repentino ataque. Rápidamente se dio la vuelta y evitó que la espada le llegara al cuello, y luego saltó para tomar distancia.
Pero no fue una evasión perfecta, ya que la sangre brotaba de su hombro.
“¡Bastardo! Debes ser… Búho… Y eres una mujer.”
Ella no respondió.
Algunos de los otros hombres ya estaban en el suelo cerca de ella. Se había vuelto más hábil.
“Hmph, parece que me facilite las cosas.” Maximiliano sacó una espada de una caja. Se puso en una postura floja y observó a su oponente. Sí, también él era algo hábil.
“… Rodéenla.”
El resto de los hombres también buscaron sus espadas e hicieron lo que su jefe les ordenó. Si hubieran tenido pistolas en lugar de espadas, habría sido como una escena de acción de una película de espías.
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