Historias de Dioses y Demonios - Volume 4 - TDG - Capitulo 361

Capítulo 361 – ¿Asesino?

¡5° destino!

Nie Li podía sentir que el cuerpo del Dragón San Jiao Alas de Sangre también había sido reforzado en gran medida.

Ahora que había alcanzado el 5° destino, había cinco Almas Destino flotantes dentro de su Reino Alma, que giraban sin parar. Esa quinta Alma Destino le proporcionaba constantemente energía celestial.

Ahora, Guo Huai estaba muy desanimado. Había ejecutado tantos Cañones de viento que se había casi agotado toda su energía celestial.

Sin embargo, él todavía no podía deshacerse de Nie Li. Nunca pensó que sus acciones permitirían que Nie Li llegara al 5° destino. El cuerpo malherido del Dragón San Jiao Alas de Sangre ya se había recuperado totalmente.

Guo Huai rugió furiosamente mientras saltaba y se lanzó hacia Nie Li. Golpeó su enorme palma de la mano hacia la cabeza de Nie Li.

¡Él absolutamente no podía permitir que Nie Li comprendiera plenamente el poder del 5° destino!

Long Yuyin y Xiao Yu no pudieron evitar gritar al mismo tiempo, “¡Ten cuidado!”

Del mismo modo que la palma de la enorme La Bestia Luna Abismal Draconiana estaba a punto de aterrizar en la cabeza de Nie Li, Nie Li de repente abrió los ojos como un rayo agudo una luz brilló a través de ellos.

Por lo general, una persona necesitaría varias horas para comprender plenamente su poder al alcanzar el 5° destino. Sin embargo, ese no fue el caso para Nie Li. Después de alcanzar 5° destino, activó rápidamente la técnica de cultivo [Dios Celestial] para acelerar el desarrollo de su quinta Alma Destino. A través de diversos métodos, ya había comprendido plenamente el poder del 5° destino.

¿Cómo podía ser tan rápido? Guo Huai vio a Nie Li abrir sus ojos y su corazón se sacudió.

Ya era demasiado tarde para Guo Huai reaccionar. Nie Li soltó un rugido profundo, sacudió sus alas, inclinó su cuerpo, y sin piedad cargo hacia La Bestia Luna Abismal Draconiana con su espalda.

¡Explosión!

Un ruido fuerte sonó cuando las dos enormes bestias colisionaron.

Los estudiantes del Distrito Este sintieron su cuero cabelludo hormigueando ante tal escena. ¡Nie Li había usado los picos de su espalda para aprisionar a La Bestia Luna Abismal Draconiana!

La Bestia Luna Abismal Draconiana había emitido un grito horrible. Había sido perforado por cientos de picos, y cada uno de ellos era muy fuerte y dejó un agujero sangrante y profundo en su cuerpo. La sangre fresca brotaba de las heridas.

Guo Huai miserablemente chilló. Odiaba a fondo a Nie Li y su Dragón San Jiao Alas de Sangre. A partir de ese choque, el cuerpo de La Bestia Luna Abismal Draconiana estaba lleno de agujeros ensangrentados. ¡Sentía el dolor de todos y cada uno de ellos!

Antes de que Guo Huai pudiera reaccionar, Nie Li furiosamente rugió y se cargo hacia La Bestia Luna Abismal Draconiana de nuevo.

¡Boom, Boom, Boom!.

Energías explotaron en el escenario, la Bestia Luna Abismal Draconiana continuó siendo embestida por el Dragón San Jiao Alas de Sangre y se lamentó aún más miserablemente.

¡Para La Bestia Luna Abismal Draconiana, esta experiencia fue incluso peor que el infierno!

Ahora que había alcanzado el 5° destino, Nie Li había captado dos opciones más de acción del Dragón San Jiao Alas de Sangre. Sin embargo, él no tenía intención de mostrarlos, puesto que ya podía ganar contra Guo Huai con lo que ya había mostrado. Ya había mostrado suficientemente talento, para que pudiera mantener esas dos habilidades de combate como cartas de triunfo ocultas.

Después de experimentar todo tipo de eventos en su vida anterior, Nie Li había aprendido una lección importante; no importa lo que pasara, siempre tenía que ocultar algunas cartas. Los que no tienen cartas de triunfo ocultas murieron con demasiada facilidad.

Gracias a la embestida furiosa de Nie Li, La Bestia Luna Abismal Draconiana salió volando. Cuando aterrizó en el suelo a cierta distancia, se quedó allí, completamente ensangrentada e incapaz de soportar.

El Venerable Sin Llama nunca esperó que Guo Huai perdería. Él se enfureció con furia en su corazón y le regañó, “¡Basura!”