El Señor de los Misterios - Volume 1 - LOTM Capítulo 28

Capítulo 28: Orden Secreta

¡Badump! ¡Badump! ¡Badump!

El corazón de Klein comenzó a latir rápidamente. Se contrajo en una masa antes de expandirse bruscamente. Hizo que su cuerpo temblase ligeramente.

Hubo un instante en el que casi olvidó lo que tenía que hacer hasta que la figura al acecho de repente se detuvo. La figura aguzó un poco los oídos como si escuchara cualquier cambio.

La sangre volvió a su cerebro cuando Klein recuperó sus habilidades cognitivas básicas. Buscó debajo de la almohada la empuñadura de madera del revólver.

Sintió la sensación firme pero suave mientras se calmaba rápidamente. Silenciosa y lentamente sacó el revólver y lo apuntó a la cabeza del intruso.

Para ser honesto, no tenía confianza en golpear al intruso. Aunque ya era capaz de golpear el blanco de manera estable durante la práctica, una persona en movimiento y un objetivo fijo son completamente diferentes. No era lo suficientemente arrogante como para confundir a ambos.

Sin embargo, recordaba vagamente algo de su vida anterior; la idea general era que un arma nuclear desplegaba la mayor fuerza antes de su lanzamiento.

El principio se mantuvo en su situación actual. ¡El mejor disuasivo era antes de que él disparara!

Al no apretar el gatillo o disparar a ciegas, el intruso no podía determinar si él era un novato total que tenía una alta probabilidad de fallarle. Sus preocupaciones y miedos le harían deliberar más, ¡resultando en que se contuviera a sí mismo!

En un instante, surgió otro pensamiento en él. De inmediato hizo que Klein se volviera decidido. No era el tipo de persona que se volvía más tranquila ante el peligro; en cambio, ya había imaginado la situación cuando se enfrentara al observador, utilizando la intimidación en lugar del ataque.

El Imperio Foodaholic tenía un dicho: ¡donde hay precaución no hay peligro!

Cuando Klein apuntó su arma al intruso, el hombre delgado se congeló de repente, como si hubiera sentido algo.

Después de eso, escuchó una voz que ocultaba una risa.

“Buenas noches, Señor”.

El hombre flaco juntó ambas manos, y su cuerpo parecía tenso. Klein se sentó en la litera inferior, apuntó a la cabeza de la persona con el revólver e intentó hablar de la forma más relajada y natural posible.

“Por favor, levante ambas manos y gire. Intenta hacerlo despacio. Para ser franco, soy muy tímido y me pongo nervioso fácilmente. Si te mueves demasiado rápido, puedo asustarme y no puedo garantizar que no ocurra una situación donde dispare por error. Sí, así es”.

El hombre flaco levantó ambas manos y las sostuvo cerca de su cabeza antes de girar su cuerpo poco a poco. Lo primero que vino a la vista fue un traje negro ajustado con botones ordenados. Luego, captó un par de cejas marrones que eran gruesas y afiladas.

Los ojos azules profundos del intruso no reflejaban miedo, sino que miraban a Klein con la intensidad de una bestia feroz. Parecía que si Klein fuera descuidado por un segundo, la otra persona saltaría hacia adelante y lo haría pedazos.

Apretó fuertemente el mango mientras intentaba parecer tranquilo e indiferente.

Sólo cuando el hombre delgado se enfrentó completamente a él, Klein asintió con la cabeza hacia la puerta. Dijo suavemente y delicadamente, “Señor, llevemos esto afuera. No molesten los hermosos sueños de los demás. Ah, mantenga sus movimientos lentos. Aligere un poco sus pasos. Es cortesía básica para un caballero”.

Los frios ojos del hombre delgado rodaron mientras le echaba un vistazo a Klein. Siguió levantando sus manos mientras caminaba lentamente hacia la puerta.

Bajo la mira del revólver, giró la manija y abrió lentamente la puerta.

Cuando la puerta estaba medio abierta, de repente se agachó y rodó hacia adelante. La puerta fue arrastrada por un fuerte viento y se cerró de golpe.

“Uh…” Benson, quien estaba en la litera superior, se agitó. Casi despertó en un estado de confusión.

En ese momento, una melodía serena y tranquila entró desde el exterior. Una voz pesada y confortable comenzó a cantar.

“Oh, el temor al horror, la esperanza de los gritos carmesí.

“Una cosa al menos es cierta, que esta vida vuela;

“Una cosa es segura, y el resto son mentiras;

“La flor que una vez floreció, muere para siempre…”

El poema parecía poseer el poder de calmar y relajar a otros. Benson, que estaba en la litera superior, y Melissa, que estaba en otra habitación, volvieron a dormirse en medio de su somnolencia.

El cuerpo y la mente de Klein también estaban tranquilos y en silencio. Casi bostezó.

La manera en que el hombre flaco había huido era tan ágil que Klein no pudo reaccionar a tiempo.