El Protagonista Oculta Su Fuerza - Volume 3 - MCHS - Capítulo 265

El tiempo continuó fluyendo y en el 5º día.

El jefe de la cuarta Prueba Definitiva fue derrotado por Sungchul.

El gigante con cabeza de elefante se arrodilló ante Sungchul y le habló con una magnífica voz.

“Admito la derrota”.

Clack.

Las recompensas cayeron. Cuatro mil fichas de mazmorra, elixir y un mes de estancia en el Hotel Dragón.

Sungchul recogió estas recompensas que se le hacían familiares mientras esperaba a que apareciera el Asistente de Mazmorra Voulu.

Si no fuera por Marakia, hoy ya habría completado la quinta Prueba Definitiva y tendría acceso al Palacio de los Deseos, donde se dice que viven los genios”.

Aunque 30 fichas de mazmorra no eran más que calderilla para Sungchul, había perdido algo mucho más valioso que el dinero.

El tiempo.

El tiempo que le quedaba era sólo alrededor de 10 días más.

Incluso si lo retrasaba, 12 días era el máximo absoluto permisible dentro del margen de error. Pero Sungchul no iba a quedarse más de 10.

Era porque la sesión del Parlamento Mundial que se iba a celebrar en breve era un asunto importante para él.

‘Marakia, voy a por ti’.

Marakia hizo un buen trabajo evadiendo a Sungchul durante los últimos 5 días. Pero más sería difícil para él.

Sungchul le dijo a Voulu que nunca revelara su paradero a Marakia. Ahora Marakia ya no podía elegir a dónde huir con la información de dónde estaba Sungchul.

Por lo tanto, a partir de ahora, Marakia no sólo tenía que completar las pruebas cada día, tenía que jugar a la ruleta rusa con un 25% de posibilidades de encontrarse con Sungchul.

“A Blanche Plaza”.

En lugar de perseguir a Marakia y cambiar de Plazas, decidió elegir una y quedarse allí a esperar.

‘Eventualmente caerá’.

No importaba lo buena que fuera la suerte de Marakia, eventualmente aparecería en la Plaza Blanche. Y cuando eso ocurriera, Sungchul le iba a hacer devolver las 30 fichas de mazmorra más los intereses, y el para la gaviota que tenía que enfurecer a Sungchul.

Iba a haber un infierno que pagar.

“Bertelgia ¿No necesitas otro estante para libros?”

“Mmm. Bueno, sería bienvenida si quisieras hacer una. Pero el cojín de aquí parece bonito”.

Bertelgia estaba en el mullido asiento del sofá, reclinada en una posición cómoda. Un extremo de la tirita estaba casi caído, lo que revelaba el agujero que había debajo. Ver ese agujero le dio a Sungchul una punzada de lástima.

“Ese agujero. ¿Cómo podemos curarlo?”

Sungchul preguntó a Bertelgia.

“Mmm… bueno, yo tampoco lo sé. Aunque hay innumerables recetas grabadas dentro de mí, la receta para hacer mi cuerpo no es una de ellas.”

“No está escondida ni nada por el estilo, ¿verdad?”.

“Bueno, es una posibilidad sin duda. Pero claro, ¡la única forma de averiguarlo es que sigas la búsqueda creacionista lo más rápido posible!”.

Bertelgia siempre fue una niña muy directa, pensó Sungchul mientras asentía.

“Hay dos que puedo conseguir en Ixion, así que pienso echar un vistazo en el Coloso una vez que termine el Parlamento Mundial”.

“¿Y los otros dos?”

“Tendremos que buscarlos”.

Mientras respondía, una pregunta surgió en su cabeza.

“¿Podría ser una respuesta?

Le vino a la mente la imagen de un libro que Sungchul había conocido en la Torre del Recluso. Se había identificado como Bertelgia y no suponía ninguna amenaza para Sungchul. Pero las palabras que le había dejado a Sungchul le picaban mentalmente una y otra vez, como si fuera una espina que se había tragado y que no podía digerir.

“…Eh. Bertelgia.”

Sungchul volvió los ojos hacia Bertelgia, que estaba recostada en el asiento de enfrente.

“¿Qué pasa?”

Bertelgia levantó ligeramente su cuerpo para responder.

“Me preguntaba, esa herida, ¿te duele?”.

“La verdad es que no. Pero me pone de los nervios. Cada vez que abro las páginas, la parte deformada por el agujero se interpone y puede pasar aire frío”.

“¿Ah, sí?”

“¿Por qué lo preguntas de repente? Creía que las cosas iban bien”.

“Por nada.”

“Hmm”.

Bertelgia pareció insatisfecha con su respuesta y le miró con odio durante un rato antes de volver al cojín y permanecer inmóvil.

Parecía que estaba experimentando fatiga.

Sungchul dispuso los objetos que había recibido durante su estancia en el calabozo sobre la cama de la habitación que ahora permanecía en silencio.

El número de fichas que poseía ascendía a 10.942. Cuatro elixires. Varios cupones para alojarse en el Hotel Dragón.

Aquí, el número de fichas de mazmorra no importaba mucho.

En los últimos cuatro días, Sungchul se dio cuenta de que sólo las recompensas de las Pruebas Definitivas tenían valor, porque las pruebas ordinarias daban pequeñas cantidades de cambio.

Pero las fichas obtenidas en las Pruebas Definitivas eran necesarias para la siguiente prueba. En otras palabras, de las 10.542 fichas, 10.000 se reservaban para pagar la inscripción de mañana.

Es decir, la cantidad práctica de fichas disponibles para su uso ni siquiera llegaba a cuatro cifras, llegando a un total de 542. Y todo esto era la cantidad total de fichas que había obtenido hasta ahora en las pruebas ordinarias.

Aquí, Sungchul podía adivinar lo que quería la Mazmorra.