El Protagonista Oculta Su Fuerza - Volume 3 - MCHS - Capítulo 258

La tierra empezó a temblar.

¿Qué es esto?

En medio de los insoportables temblores de la tierra, los Sentidos Trascendentes de Sungchul reaccionaron. Y lo que detectó fueron diminutas partículas microscópicas.

En el diminuto grano, demasiado pequeño para verlo a simple vista, había una especie de energía brillante que parecía calmar y tranquilizar la mente.

Esas partículas rápidamente llenaron el aire alrededor de Sungchul y Horneko.

¡Boom! ¡Crack!

Las paredes entre Sungchul y Horneko se partieron.

Un grito desgarrador sonó por todo el edificio.

‘Esto puede ser serio’.

Al que se enfrentaba era un Dios Menor, uno que probablemente era muy poderoso incluso entre ellos.

Era probablemente más prudente observar por ahora en lugar de participar en un ataque apresurado.

No era una decisión que tomara sólo por su experiencia. Esto también fue reforzado por sus Sentidos Trascendentes. Le informaron de que Horneko se estaba activando y que a su alrededor había trampas aterradoras de un poder insondable.

El edificio comenzó a derrumbarse.

De momento, Sungchul atravesó el techo y escapó al exterior.

El edificio de oficinas del Virrey, el bien equilibrado y decorado punto de referencia del puerto de Egea que sirvió fielmente a la ciudad durante muchas generaciones, se estaba desintegrando.

Los habitantes de Egea entraron en pánico debido al inesperado terremoto y no sabían qué hacer.

Esto se debía a que nunca en la historia había habido un terremoto en esta región.

Una vez fuera, Sungchul pudo observar de dónde procedían las diminutas partículas que había visto en la habitación de Horneko.

Estaban brotando de la propia tierra.

¿Qué demonios está pasando?

Todos los Dioses Menores que había visto hasta ahora requerían algún tipo de sacrificio humano para manifestarse en el mundo. Para irrumpir ellos mismos en el mundo, necesitaban inmensas cantidades de sacrificios. Para transformar un medio en una forma de su agrado, a veces sacrificaban a miembros de sus propios cultos enloquecidos. Algunos incluso asesinaban directamente a los inocentes para robarles sus energías vitales.

‘1er Vuelo’.

Sungchul se elevó al cielo y comenzó un conjuro para Meteoro mientras seguía observando la situación.

Aunque usaba casi la mitad de maná que Starlight, tenía un nivel comparable de potencial destructivo. Y sobre todo, nada era tan eficaz como un bautismo de lluvia de Meteoros para deshacerse de obstáculos y escombros molestos.

El conjuro se completó y pronto una formación mágica apareció en lo alto del cielo, arrastrando meteoritos hacia el despacho del Virrey.

[Eco x 7]

Como resultado de los efectos de Eco, siete meteoros adicionales se unieron al primer meteoro para golpear contra los restos del edificio del Virrey.

¡Bum! ¡Boo boom!

Bajo la lluvia de meteoritos, el hito histórico llamado la oficina del Virrey se estaba convirtiendo en polvo.

Sungchul descubrió llamas negras entre los escombros. Y como había predicho, el ser envuelto en las llamas crecía cada vez más hasta convertirse en algo gigantesco.

“¿Qué demonios es eso…? ¡¿Un ciempiés?!”

Bertelgia había asomado un poco de sí misma por el bolsillo y dejó escapar sonidos de asco y horror mientras murmuraba para sí misma.

Y como ella había pensado, el ser dentro de las llamas se estaba transformando en algo parecido a un ciempiés. Este extraño ciempiés gigantesco atravesó los escombros del edificio para revelar su forma rodeada de llamas negras.

“¡Ahhh!”

“¡Sálvame!”

Al oír gritos de terror desde abajo, Sungchul recordó a la serpiente gigantesca que había conocido en el Mundo Trascendente y al advenimiento del dios Sidmia en Ixion.

¿Podría ser que Horneko esté intentando ascender? ¿Incluso sin sacrificios?

El ciempiés negro parecía haber perdido todo sentido de la razón y moverse sólo por instinto. Pronto, las miles de patas se movieron para llevarlo lejos hacia algo.

El ciempiés, que parecía crecer sin cesar, trepó por los desgastados lienzos de la plaza del mercado, los soportales y los tejados de las viejas casas para dirigirse hacia el norte.

Sungchul elevó su altura para observar al monstruo.

Por donde pasaba el monstruo, energías sagradas en forma de partículas eran extraídas del suelo y absorbidas por las llamas negras del monstruo.

Después de ver esto, Sungchul supo con certeza que no eran humanos lo que el monstruo que antes se llamaba Horneko necesitaba consumir, sino las energías benditas que contenía la propia tierra del Puerto del Egeo.

Esto era algo que no podía detener. No existía ningún método para que Sungchul destruyera la totalidad de la región del Puerto Egeo y las tierras sobre las que se asentaba.

Ser capaz de lograr tal hazaña estaba firmemente en el reino de los dioses.

“¿No sería una buena idea que huyéramos?”

Había visto a muchos enemigos hasta ahora, pero incluso a sus ojos este nuevo enemigo debía de parecerle escandalosamente peligroso.

Como si le doliera la cicatriz dejada por el ataque de Kaz, tembló y se escondió más profundamente en su bolsillo.

“…”

Bertelgia tenía razón.

Marakia había dicho una vez que el protocal empleado por su pueblo cuando se enfrentaba a tribus humanas que utilizaban el poder de los Dioses Menores era simplemente abandonar la zona hasta que todo acabara.

Los Dioses Menores eran seres no permitidos en este mundo, por lo que no disponían de ningún método para permanecer en él durante demasiado tiempo.

Si eso era correcto, entonces sería la decisión correcta dejar atrás el derruido Puerto de Egeo y dirigirse hacia la frontera con el Reino de Nimpas para regresar con Sílfide, que le estaba esperando.

Las naciones del mundo ya estaban informadas de la nueva sesión del Parlamento Mundial gracias a Horneko, así que bastaría con esperar a que los delegados llegaran a Ixion.

Pero varias emociones sutiles impedían a Sungchul marcharse.

Una era su pregunta sobre la razón de tan horrible apariencia.

‘¿Por qué razón y con qué fin?’