El Protagonista Oculta Su Fuerza - Volume 2 - MCHS - Capítulo 116
Capítulo 116 – La ciudad sobre el río (3)
Los ojos del anciano se abrieron de par en par cuando vio el anillo de joyas azules. Cubrió el anillo con sus dos arrugadas manos en señal de advertencia y susurró.
–Esto no es algo que se deba tomar a la ligera.
Su voz olía pesadamente a alcohol, pero como Sungchul sabía que el hombre no tenía mala voluntad, Sungchul guardó el anillo en su bolsillo y le miró con indiferencia.
–Cuéntame más.
El viejo era cauteloso con su entorno, especialmente con los cazadores, respondió cuidadosamente.
–Es un secreto valioso; el anillo se usa como cebo para atrapar a los Carbuncles.
–Es la primera vez que oigo hablar de esto.
–No es sorprendente que sea así. Usar el anillo para cazar carbuncles es una regionalidad panchuriana.
–¿Cuál es la razón detrás de esto?
–Al igual que con los humanos, que eligen a sus parejas según el atractivo de la apariencia del otro, los Carbuncles tienden a dar importancia a la claridad y al croma de la gema en su frente. Se podría decir que las piedras son su medida de belleza. La luz reflejada por la gema azul pareciera ser similar a su color favorito.
–En resumen, la piedra azul atrae a los Carbuncles como un cebo.
– Exactamente. Si no fuera por eso, ya sería difícil encontrar a los Carbuncles; mucho menos sería posible cazarlos. Son pequeños, y también usan magia haciéndolos sobrenaturalmente difíciles de alcanzar.
La primera impresión que transmitía el anciano era pobre, pero sus palabras parecían ahora dignas de confianza. Esto era especialmente cierto ya que las palabras del anciano parecían estar relacionadas con el texto que Sungchul había descifrado mal.
“Lindo… Pequeños animales… anillo… me encanta… Recuerdo haber visto esas palabras. La parte sobre los animales lindos podría referirse a Carbuncles. El anillo debe referirse al anillo con la joya azul”.
Sin embargo, no estaba claro cómo se relacionaban los Carbuncles con el Multicasting. La verdad sobre Multicasting todavía estaba velada en la niebla, pero obtener una pista era más que suficiente por los momentos.
Sungchul le dio al viejo una moneda de oro como compensación.
– Tómate unas copas.
El anciano se quedó atónito mientras envolvía con ambas manos la moneda de oro y la beso.
–¿Cuánto tiempo ha pasado desde que vi la última moneda de oro? Ah, ¡esta seductora luz nunca cambia!
No había notado nada sospechoso, pero Sungchul decidió parar su conversación con el hombre por ahora. No estaba contento de que el viejo fuera lo suficientemente conocido como para captar las miradas de algunos curiosos y el hecho de que los cazadores que habían completado el oficio susurraran entre ellos mientras miraban a su alrededor también molestaba a Sungchul. En un lugar repleto de forajidos como Panchuria, no era beneficioso que se extendiera el rumor de un viajero desconocido cargado de oro. Sungchul le preguntó dónde vivía antes de prometerle que volvería a encontrarse y luego abandonó el establecimiento.
–
Cuando el sol se puso, Sungchul se dirigió a la casa del viejo. Su hogar era un pequeño bote que estaba anclado como si se hubiera varado cerca de un bosque de juncos en la zona aguas al sur de la ciudad. Vivir en esta parte pobre de la ciudad, en una ciudad como Panchuria, donde las aguas negras y la basura de las casas eran arrojadas directamente al río, significaba que él estaba viviendo una vida miserable. Se debía ello a que las aguas residuales de los barrios más ricos fluían hacia esta sección. El hedor era un hecho, pero peor era el saneamiento deficiente. Especialmente durante los días de lluvia, cuando la suciedad es más extrema.
El nombre del anciano que vivía en este bosque de juncos lleno de hedor y basura era Kruut Asaam. Empezó a hablar de varias cosas sin venir a cuento, como que era parte de una familia que era la piedra angular de la Ciudad Libre de Panchuria, y que una vez tuvo suficiente influencia para hacer cambios sobre la ciudad. El nudo de su historia apenas dio lugar cuando una o dos de las lámparas que iluminaban tenuemente la ciudad sobre el río comenzaban a encenderse.
–Hay muchas especulaciones sobre los orígenes de esta ciudad, pero nada es seguro. Simplemente sucedió. Alguien especuló que la ciudad fue formada por la gente que huyó de la invasión del ejército de centauros de una era anterior al río, pero es sólo un rumor como cualquier otro en mi opinión.
El viejo expuso varias teorías postuladas por los académicos aficionados seguidas de sus propias opiniones sobre ellas. El viejo era sincero y bastante entusiasta en su explicación, pero para Sungchul el tema no le importaba en lo absoluto.
Empezó a bostezar después de escuchar muchas historias sin valor.
“Esta no parece ser la clase de historia por la pagarías por escucharla”.
Mientras lo hacía, Kruut pensó durante un momento antes de tomar una decisión por su cuenta. Empezó a hablar sutilmente.
–No parece que tengas mucho interés en esta. ¿Qué tal esta otra?
El anciano comenzó a agitar el brasero situado entre Sungchul y él mismo con una vara para excitar las llamas; luego miró a su alrededor con cautela antes de volver a hablar.
–Todo lo que he dicho hasta ahora han sido las teorías de académicos sin renombre hablando desde la ignorancia, pero la historia que estoy a punto de contarte ahora es algo único que yo, Kruut Asaam, que estuve tres días enteros en la biblioteca flotante de LaGrange surcando a través de innumerables libros para encontrarla.
Sungchul no tenía expectativas reales, pero, aun así, decidió inclinarse un poco para escuchar más de cerca. Kruut expuso algo único, como había dicho antes.
–Hasta ahora, todas las teorías se hicieron con la premisa de que los antepasados de Panchuria eran refugiados o vagabundos del Norte y se escribieron con el propósito de apoyar esa afirmación. Pero como yo lo veo, todo está mal.
Kruut acercó su arrugada cara a Sungchul mientras susurraba discretamente.
–Los que fundaron Panchuria vinieron del Sur.
–¿El Sur?
Sungchul respondió a medias. El sur era el territorio de los Hombre lagarto. Había centauros, orcos, u ogros más al sur, no había más que razas belicistas e salvajes que vivían en los páramos. No importaba que tan al sur fuera, no era humanamente posible vivir allí. Lo que el viejo decía no era factible por estas razones.
–Parece que no me crees. Todos respondieron igual. Sin embargo, creo que hay un reino perdido más allá de la cordillera de la Espada chirriante dentro del territorio de los Hombres lagarto.
–¿Tienes pruebas?
El viejo se mostró resentido por la pregunta de Sungchul, y emitió un profundo suspiro. Abrió una bebida espirituosa posicionada en una esquina de su barco, y la hizo pasar toda por su garganta antes de continuar.
–Ya he gastado demasiado dinero buscando esa prueba. Como sabes, se necesita una inversión considerable para explorar el territorio de los Hombres Lagarto.
–¿Suena como si hubieras contratado mercenarios?
El viejo asintió y respondió lastimosamente.
–Gracias a ello, perdí todo el dinero que heredé. Perdí mi estatus. No pude arreglar mi relación con mi hijo cuando tuve la oportunidad, lo que hizo que mi nieta se resintiera conmigo. Es por eso que estoy atrapado viviendo aquí oliendo mierda y orina yo solo.
Era una típica historia de fracaso que se podía escuchar en cualquier parte. Sungchul no sintió la más mínima empatía por el viejo. Todo había sido provocado por sus propios esfuerzos. ¿En qué otro lugar podría culpar a alguien?
Sungchul sintió cansancio en lugar de compasión e hizo un esfuerzo por levantarse.
“¿Así que nada vincula a esta ciudad con Sajators? Bueno, es cierto que Sajators vivió hace miles de años. Incluso si hubiera venido aquí, no habría sido más que por un breve momento.
El viejo repentinamente agarró el brazo de Sungchul cuando mientras este se levantaba para irse.
–¡Mi historia aún no ha terminado! ¡A partir de aquí es que empieza lo bueno!
–Sé breve.
Sungchul respondió a su arrebato con una voz gélida, mientras permanecía de pie.
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