El Dios de las Pildoras Mas Fuerte - Volume 4 - SDG - Capítulo 329

Como Tong Sanfu había dicho, era difícil cazar a un dragón moribundo con la fuerza de una sola persona en poco tiempo.

Aunque los dos bandos estaban en plena pelea, ocasionalmente lanzaban miradas furtivas hacia el dragón. No eran tontos: no iban a renunciar fácilmente a una presa que ya tenían casi en sus manos.

—Hermano Liu, ¿qué hacemos? Si seguimos así, ese dragón caerá en manos de Ye Zifeng —dijo un hombre de rostro oscuro, ansioso.

—Sí. Un dragón en la etapa de kaizhi podría convertirse en un gran aliado para el cultivo. ¡No podemos permitir que Ye Zifeng se lo lleve gratis!

Liu Wendong, con el rostro sombrío, intercambió otro golpe con Tong Sanfu y murmuró:

—¿Creen que no lo he considerado? Pero para que una bestia espiritual acepte un amo, Ye Zifeng no puede lograrlo de inmediato. No se preocupen, tenemos al menos media hora.

Como Liu Wendong no mostraba urgencia, Tong Sanfu tampoco podía permitirse parecer ansioso. Después de todo, su shimei Yilian casi había muerto a manos de Liu Wendong y aún estaba traumatizada. Tong Sanfu debía mantenerla tranquila.

—Basta de dudas —dijo Tong Sanfu con firmeza—. Acabemos con Liu Wendong rápido. Si lo hacemos en media hora, la bestia seguirá aquí.

Si Ye Zifeng hubiera traído a sus compañeros (Liu Bingqian y los otros cuatro), habrían sido una amenaza. Pero al estar solo, lo subestimaban.

Al ver que los ataques de Ye Zifeng eran tibios y sin interés en domar al dragón, los dos bandos dejaron de contenerse. Para ellos, ganar la pelea significaba obtener al dragón. Al menos en media hora, Ye Zifeng no era una preocupación.

Ye Zifeng observó a ambos grupos y luego al horizonte. Una sonrisa madura se dibujó en sus labios mientras se acercaba al dragón y murmuraba:

—Tienen razón. En poco tiempo, no puedo domesticar a esta bestia…

Los hilos de sangre en sus brazos brillaron. De sus palmas emergió un monstruo de energía espiritual que se abalanzó sobre el dragón moribundo.

—¡Auuu! —El dragón rugió mientras el monstruo lo mordía, dejándole heridas que no sanaban. Retorciéndose en el agua, su cuerpo ya debilitado se secó al absorber el monstruo su esencia vital. Manchas rojizas oscuras aparecieron en su piel.

Ye Zifeng, con ojos brillantes, declaró:

—Pero desde el principio, nunca quise capturarlo… ¡sino matarlo!

Con la espada Zixiao en su mano izquierda, clavó al dragón en la pared rocosa. Con la daga Fengwang en la derecha, lanzó un hilo dorado que cortó el aire.

Un destello de sangre iluminó el cielo.

La cabeza del dragón, atrapada por el hilo dorado, voló por los aires.

…

Los copos de sangre cayeron ante los ojos atónitos de todos. El viento frío acarició sus rostros.

—¿Muerto? ¿Así de simple?

¡El dragón que Tong Sanfu y su grupo habían combatido tanto tiempo había sido asesinado por Ye Zifeng!

Liu Wendong gruñó con furia, apretando su espada hasta deformarla.

—¡Ye Zifeng! ¿Qué demonios estás haciendo?

—¿Haciendo? —Ye Zifeng sonrió y levantó la cabeza del dragón—. ¿Las reglas del Torneo de Captura prohíben matar a las bestias? Si quieren, puedo dividir la cabeza en tres partes. ¡Para ser justos!

Tong Sanfu, perdiendo la compostura, rugió:

—¡Idiota! La cabeza no sirve para nada. La Secta Xuán no da recompensas por esto. ¡Ye Zifeng, morirás por atreverte a desafiamos!

—Shixiong, él me salvó… —musitó Yilian tímidamente.

—¡Cállate! Te salvó a ti, no a mí. ¡Matarlo no es ingratitud!

Yilian enmudeció. Tong Sanfu ignoró sus súplicas y lanzó una mirada asesina a Ye Zifeng. Había invertido tanto en cazar al dragón, incluso soportando heridas. Primero Liu Wendong, y ahora Ye Zifeng arruinaba todo.

—Liu Wendong —Tong Sanfu guardó su espada—, ¿qué tal una tregua para lidiar con este mocoso?