El Alquimista Tonto - Volume 3 - TSA - Capítulo 436

Capítulo 436 – El ataque (3)

Desafortunadamente, lo mejor de lo mejor estaba lejos practicando su cultivo. Generalmente, nadie los contactaba mientras estaban aislados, a menos que fuera de la mayor urgencia.

“Como dice el dicho, un río lejano no puede salvar un incendio aquí. Sus mejores luchadores no están aquí, he tenido especial cuidado en confirmar esto”, reflexionó el asesino suavemente. Por eso no impidió que los guardias dispararan sus bengalas.

Solo una persona en esta sala podría ser una amenaza para él y ese era el jefe. Sin embargo, el jefe ahora estaba herido y ya no era una amenaza inmediata.

“¿Quién eres tú? ¿Por qué quieres matarme?” preguntó el jefe otra vez.

“¡Tendrás que preguntarle a la muerte mismo!” El asesino no dio más detalles. Nunca revelaría secretos incluso a una persona que consideraba ya muerta.

Mientras hablaba, el asesino se lanzó una vez más.

Whoosh

Una vez más, solo vieron el destello de una cuchilla. No podían ver dónde atacó el asesino porque era demasiado rápido. Incluso el jefe apenas podía ver el rastro.

No había tiempo para que el jefe gritara, porque cuando abrió la boca, el asesino ya había envainado su espada. Había perdido la oportunidad de advertir a sus hombres.

“Aaaahh…”

…

Una vez más, un grupo de guardias frente al jefe se derrumbó en un charco de sangre. No eran rival para el asesino, completamente indefensos frente a sus ataques.

“¡Todos se apartan! ¡Lo hare yo mismo!”

El jefe lanzó un poderoso rugido, respirando para enfocar su douqi y obligando a su cuerpo a ignorar su dolor. No había elección, tenía que luchar contra el asesino él mismo.

Si no hiciera algo, ¡se sacrificarían más vidas por él!

El asesino sonrió con un toque de alegría como si hubiera ganado.

“¡Jefe!” gritaron los guardias impotentes. Se hacían llamar guardias, pero no podían proteger a su propio líder. Vieron como su jefe se preparaba para luchar.

¡Slashh!

El movimiento del asesino se calculó para atravesar al jefe, su espada aún invisible para el ojo inexperto. Era solo una brizna de viento.

“¡¿?!”

El jefe tampoco era un hombre común, esquivando el ataque en un segundo. Sin embargo, el guardia detrás de él no tuvo tanta suerte, literalmente cortado en dos mitades.

Su corazón se volvió más frío. El enemigo delante de él era demasiado poderoso. Posiblemente podría prolongar la pelea si no se lesiona, aunque creía que al final aún perdería.

En este momento, estaba herido. Incluso si obligaba a su cuerpo a luchar, sabía que no podría mantenerse por mucho tiempo. Rezó para que alguien llegara pronto.

¿Pero quién? No muchas personas en su tribu eran mejores luchadores que él, y todos estaban fuera de las tierras tribales.

“¡Muerte de una hoja!”

El asesino no le daría más tiempo para pensar. Tenía prisa por terminar la pelea, usando una de sus tácticas más letales.