Cuando un Mago se Revela - Volume 1 - WAMR - Capítulo 2
Capítulo 2: El “Cheat Code” menos fiable
– Michelle, tienes que creerme.
Si no fuera porque estaba atado, Kubei no habría dudado en ahorcar a Annie justo aqui y ahora.
Los oídos de Kubei estaban que chorreaban sangre por su culpa.
Desde el momento en que Kubei adivinó que Annie había matado a Sally, Annie se había estado defendiendo y repitiendo las mismas palabras una y otra vez. Michelle, en silencio, levanto a Kubei de su silla y lo sacó del sótano, como si Sally nunca hubiera existido.
Entonces. empezaron su viaje a la tesorería de la familia Lithur.
Era de noche, y caminaron en silencio por un oscuro bosque .
Michelle caminaba al frente, estaba a cargo de guiar el paso. Las manos de Kubei seguían atadas e iba caminando en medio. Annie estaba vigilando a Kubei, y caminaba detrás de los dos, mientras se aseguraba de que ningún soldado los perseguía.
Por este motivo, avanzaron muy lentamente.
No porque las mujeres tuviera cuerpos débiles, sino por culpa de Kubei.
Quería ganar más tiempo.
Por otra lado, Su cuerpo ya no podía caminar.
No era el cuerpo real de Kubei, sino el cuerpo al que transmigro, el cuerpo de Sir Lithur, era demasiado débil.
Kubei no hacía ejercicio, pero su cuerpo no era tan frágil como el que ocupaba ahora. Era como el cuerpo de un niño de diez años, o como el de una persona enferma. Su garganta se secaba al caminar rápido, lo que le hacía difícil respirar. Esta debilidad parecía surgir de sus huesos, extendiéndose a todas las células del cuerpo. Se sentía como si se fuera a desmayar en cualquier momento.
A veces, incluso experimentaba dolores de cabeza de manera aleatoria.
Kubei sospechaba que, aunque lograra escapar de las garras de Michelle, este cuerpo probablemente se desmayaría en medio de la selva y acabaría alimentando a las bestias.
Las posibilidades de escapar disminuyeron a la mitad.
No podía confiar en sí mismo…
“Supongo que sólo puedo confiar en las tropas de la familia Lithur”, se murmuró Kubei.
“Basado en la tortura que ha sufrido este cuerpo, has sido secuestrado durante tres días. Tres días y no te han localizado. Parece que la familia Lithur es terrible en el rastreo. Si confías en tropas como esas para escapar, el porcentaje de éxito es sólo del 10%”.
Una fría voz robótica repico en su mente.
Kubei no se sorprendió en absoluto.
Kubei desearía poder ahorcar esa voz hasta la muerte; casi con tantas ganas como las que tenia de asfixiar a Annie. Desde el momento en que salió del sótano subterráneo, había sido atormentado por esa voz una y otra vez.
Apareció hace unas tres horas.
Cuando Kubei dejó el sótano subterráneo, surgió un dolor agudo, y empezó a escuchar esa voz:
– El Sistema está siendo restablecido a los ajustes de fábrica, por favor espere……. Hola, ¿cómo puedo ayudarle?
En el momento en que la voz apareció por primera vez, Kubei pensó que había transmigrado de nuevo.
Rápidamente se dio cuenta de que Michelle y Annie no podían escuchar a la voz, así que sospechó que podría haber estado experimentando una enfermedad mental.
– Puedes elegir creer que te has vuelto loco y que te has suicidado. O puedes elegir creer que dentro de tu cerebro ha surgido una sofisticada inteligencia artificial que puede ayudarte a superar todos tus problemas, con el único objetivo de llevarte al éxito,– dijo la voz en respuesta a las dudas de Kubei.
Sentía que tenía mucho sentido, y no había forma de replicarle.
Tiene su propio Sistema. Este tipo de escenario era común en muchas novelas relacionadas con la transmigración. Nada podría ser raro para él desde que fue transmigrado a este lugar.
Si fuera un “Cheat Code”, eso sería todo.
– Bueno, dime, todopoderosa inteligencia artificial, ¿cómo escapo de las garras de estas dos mientras confío en mis propias capacidades para sobrevivir en esta jungla?
Kubei preguntó esperando una respuesta.
– Si necesita ayuda humana, por favor presione el cero.
Apareció una pantalla digital delante de Kubei.
Kubei estaba conmocionado.
Miró a su alrededor, y se sintió aliviado al notar que Michelle y Annie no reaccionaron.
Ya que sus manos estaban atadas, Kubei tuvo que hacer uso de los movimientos de su cuerpo, para presionar el botón cero con su nariz.
Hizo esto a escondidas sin que nadie se diera cuenta.
– Teet……. teet….. teet………. Hola, ¿cómo puedo serle de utilidad?
Kubei preguntó una vez más: – ¿Cómo puedo sobrevivir después de huir de estas dos locas?
– Si necesita ayuda humana, por favor presione cero.
Apareció de nuevo la pantalla digital.
“…”
Kubei decidió creer que se había vuelto loco. Esa ridícula voz de robot y esos dígitos probablemente eran ilusiones.
Bajo el estrés de la transmigración y la amenaza de muerte, su salud mental probablemente había colapsado.
Sí, ¡eso era!
Kubei ignoró la ilusión.
Pero la ilusión se negó a dejarlo
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