Cuando un Mago se Revela - Volume 1 - WAMR - Capítulo 1

Capítulo 1: La más desafortunada transmigración

Las transmigraciones[i] seguras son parecidas, pero las desafortunadas son desafortunadas a su manera.

-Jensen Tolstoi White

Kubei sentía como si algo no estuviera bien.

Se despertó confundido sintiendo un fuerte dolor de cabeza. Era como si su cerebro estuviera siendo perforado por muchas agujas, era como si no pudiera pensar en lo absoluto. No sabía lo que había pasado y no sabía dónde estaba, pero se sentía muy incómodo.

Supuso que no estaba acostado en la pequeña cama en la que estaba acostumbrado a dormir.

¿Qué está pasando?

El cuarto le hacía sentirse incómodo, ya que la habitación era más pequeño que la habitación que estaba rentando. Una ráfaga de luz amarilla alcanzó sus párpados. Había un tenue sonido de agua goteando detrás de su espalda, haciéndole sentir incómodo…

También se podían escuchar voces susurrando entre sí.

– Parece que se murió. Annie, tus métodos fueron demasiado brutales.

Escuchó la voz de una mujer sonando de manera inculpatoria.

– No fue a propósito. No sabía que su cuerpo era tan débil, y… y no le hice gran cosa.

La supuesta Annie respondió en pánico.

– Es suficiente, deberíamos pensar qué decirle a Michelle.

– ¡Michelle…….. ¡No! ¿Qué debemos hacer? ¡Michelle definitivamente nos matará!

– No me metas en el mismo saco, es todo culpa tuya, tú fuiste quien lo mató, y esto no tiene nada que ver conmigo…

La conversación continuó, el ruido y el dolor de cabeza hicieron que la cabeza de Kubei diera vueltas. Pero después de un tiempo, de a poco a poco se fue acostumbrando al dolor y recuperó la conciencia y la capacidad de juzgar.

Abrió los ojos con dificultad.

Era una casa pequeña, como los sótanos de alguna película de suspense. Estaba tremendamente oscuro, y la única fuente de luz provenía de una antorcha en la pared. El musgo había llenado las esquinas de la pared y el techo, exudando bastante humedad haciéndo sentir rústico.

Kubei intentó moverse.

Inmediatamente se dio cuenta de que estaba atado a una silla, con las manos atadas con una gruesa cuerda de cáñamo que le hacía daño en las muñecas.

Recién incluso se dio cuenta de que se sentía extremadamente débil.

Era una sensación de debilidad que nunca antes había sentido.

– ¿Qué debemos hacer?… Michelle…¡Oh Dios, está aquí!

Un lento ruido de tacones interrumpió su conversación y la débil lucha de Kubei.

La figura de una persona apareció bajo la tenue luz de las antorchas.

Estaba vestida con una enorme túnica con capucha que ocultaba su cara, no había forma de ver su rostro con claridad. Una bata color verdiano[ii] la cubría completamente, sin exponer ni rastro de su piel. Nadie podía saber si había un maniquí dentro en vez de un humano.

Kubei sabía que era una mujer por el sonido de los tacones y su nombre, “Michelle”.

Aunque todavía estaba confundido, sus instintos le dijeron que era un buen momento para fingir su muerte.

Y así, relajó su cuerpo y se quedó en la silla inmóvil esperando que nadie lo notara.

Cerró los ojos fuertemente y agudizo sus sentidos, prestando mucha atención a medida que la situación se desarrollaba.

–Michelle, E-E-Estás aquí…

Annie tartamudeo.

–Despiértalo. – Una voz baja y dominante vino de entre las túnicas.

– M-Michelle, yo…

Annie dudaba a la hora de hablar, ella estaba encontrando difícil el terminar su frase, pero antes de terminar fue interrumpida.

– ¡Todo es culpa de Annie! – La otra mujer gritó, agudamente, insensibilizando la cabeza de Kubei: – Michelle, todo es culpa de Annie, terminó matándolo, no tiene nada que ver conmigo.

Hubo un silencio incómodo.

–Michelle, yo…– Annie trató de explicarse.

–No está muerto. – Michelle la interrumpió una vez más.

Kubei no pudo seguir conteniendo su aliento.

– ¿Qué?

– No está muerto. Michelle parecía estar perdiendo la paciencia, –Despiértalo.

–Ah, sí, sí…

Kubei estaba sentado con los ojos cerrados; de repente sintió un escalofrío, y empezó a temblar profusamente. La ropa que llevaba se empapo repentinamente, ciñéndose firmemente a su piel, haciéndolo sentir incomodo. a Kubei le entraron ganas de vomitar.

La llamada Annie le echó agua fría encima.

Sabía que no podía seguir fingiendo y abrió los ojos.

– ¡No está muerto!

Mientras una de las chicas exclamaba estupefacta, Kubei finalmente recuperó completamente su visión.

Había tres personas en la habitación. Las otras dos estaban vestidos igual que Michelle con túnicas con capuchas color verdoso escondiendo sus rostros. Sus ropas eran espeluznantes como si fueran sacadas de algún set de película de terror.

Las tres personas encapuchadas rodearon a Kubei como si estuvieran a punto de realizar un ritual de sacrificio malvado.

Kubei sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.

– Las dos podéis iros a descansar, – dijo Michelle.

Los dos asintieron y se fueron, probablemente van a empezar a discutir por lo que acababa de pasar.

Kubei sintió como sí una serpiente venenosa mirará fijamente a su presa. Estaba extremadamente incómodo. Pero ante una situación como esta, no había nada que pudiera hacer. Sólo se mantuvo mirando de vuelta cabizbajo y fingió no ver nada en lo absoluto.

Michelle tampoco habló, esto duró un rato.

El corto período de tiempo se sintió realmente largo.

Finalmente, Michelle comenzó a hablar.

– ¿Cuál es el secreto para abrir el tesoro?

Kubei levantó la cabeza, –No lo sé.

– Sir Lithur.– Michelle no se sintió sorprendida por lo que oyó, –La resistencia es inútil. Puedes volver a tu reino y ser un noble genio, o puedes pudrirte en el vientre de los ratones. La elección es tuya, y espero que tomes la opción correcta.

– No soy Sir Lithur. Tienes a la persona equivocada.

– Sir Lithur, mi paciencia es limitada. Michelle habló cortésmente, pero sus palabras eran intimidantes.

–Si no estás satisfecho con el tratamiento actual, ¿debería traer a Annie de nuevo?

“…….”