Cambio de Joya Celestial - Volume 1 - HJC - Capítulo 3-3

Capítulo 3 – ¡Los músculos del pecho del Comandante de Batallón no son malos! (3)

“Hola Oficial, ¿Te gustaría hacer un pedido?” El gerente de la tienda de inmediato saludó a Zhou Weiqing al ver el uniforme del ejército. En Imperio Arco Celestial, aunque la profesión de herrero no se consideró baja, aún estaba lejos de ser un soldado. Aquí, la profesión más respetada además de Maestros de Joya fueron los soldados del ejército. Después de todo, los apenas 50 mil soldados del ejército del Imperio Arco Celestial había resistido innumerables invasiones de países del entorno, y por lo tanto eran muy amados por los ciudadanos. Aunque Zhou Weiqing parecía muy joven, pero todavía se veía muy elegante en su uniforme del ejército. Zhou Weiqing preguntó, “¿Eres el jefe aquí?”

“Sí, lo soy. Nuestra tienda podría no ser muy grande, pero somos una marca de larga tradición en Ciudad Arco Celestial, y tiene una buena reputación. Lo que quieras pedir, ¡Te voy a dar un descuento ya que son la defensa de nuestro país!”

Zhou Weiqing sonrió y levantó la mano para quitarse el sombrero de la cabeza, miró por la ventana con cuidado, antes de moverse más cerca del jefe y susurro misteriosamente: “Jefe, soy del tercer Batallón de Arquería del 5º Regimiento del ejército. En realidad estoy aquí en una misión secreta de mi Comandante de Batallón para forjar algo. Si lo hace así, no hace falta decir que serás bien recompensado.”

El jefe vaciló por un momento, mirando por encima de Zhou Weiqing evaluándolo. Aunque este arquero parecía muy joven, pero él tenía una cara honesta y no se veía como un tramposo.

Zhou Weiqing continuó en voz baja: “¿No conoces nuestro tercer Batallón? Tan pronto como menciono nuestro Comandante del Batallón debes entenderlo; Es la belleza superior de nuestro Imperio, la mismísima Vizconde Shangguan Bing’er. Puede ir a preguntar alrededor y comprobar por sí mismo.”

Al escuchar el nombre Shangguan Bing’er, los ojos del jefe se iluminaron de inmediato, “Oficial, ¿Qué es lo que la Vizconde Shangguan Bing’er desea forjar?” A los plebeyos del imperio, Shangguan Bing’er era como una leyenda, después de todo también era de nacimiento común, y fue conocida como la Diosa de los plebeyos. Este jefe confiado nunca esperó que alguien use su nombre para engañar a alguien, de lo contrario esa persona sería rechazada con desprecio por todos. ¿Cómo iba a saber que la persona frente a él también era un Vizconde? Si Shangguan Bing’er en realidad se enteró de que Zhou Weiqing en realidad estaba haciendo uso de su nombre, ¡Quién sabe si ella le podría castrar!

Zhou Weiqing, dijo, “Necesito un metal extremadamente durable, fuerte pero ligero de forjar. Y tiene que ser rápido, lo necesito para hoy. El dinero no es un problema, pero necesito que sea inmediatamente.” Como tal, sacó las monedas de oro que tenía y los puso sobre la mesa.

Aunque Zhou Weiqing no era capaz de cultivar desde joven, pero su pensamiento era sin duda mucho más astuto y sin vergüenza que nadie de su edad. La razón por la que utilizó el nombre de Shangguan Bing’er era porque no podía permitirse el lujo de esperar el tiempo habitual que una orden de este tipo de forjado tomaría.

El jefe inmediato asintió y dijo: “No hay problema, sucede que tengo una aleación de titanio valiosa que tiene que ser refinado por un Maestro de Joya de Fuego. Aunque el precio es alto, se adapta a sus necesidades a la perfección. Cuesta alrededor de 10 monedas de oro por kg de la aleación, pero como este es para vizconde Shangguan Bing’er, voy a dártelo a precio de 7 monedas de oro por kilo. ¿Cómo es eso?” Tan pronto como Zhou Weiqing sacó su oro, el jefe había creído su historia.

Al escuchar las palabras aleación de titanio, los ojos de Zhou Weiqing se iluminaron. Había oído hablar de ese metal antes, ya que su padre tenía una armadura forjada con una aleación de titanio. Fue extremadamente resistente y duradero, sin embargo, extremadamente ligero y fácil de maniobrar, y era considerado uno de los mejores materiales para la creación de equipos. Como tal, se alegró mucho y de inmediato respondió: “Muy bien, eso es todo. Quiero forjar esto.” Al decir eso, Zhou Weiqing entregó su sombrero al jefe.

El jefe estaba confundido por un momento, “¿No es éste el sombrero para los arqueros?”